Estamos padeciendo un verano doblemente inquieto e insoportable, porque al malestar que produce el calor se le suma la inanidad de la política que lo llena todo y vacía por completo de contenido con dos citas en las urnas en sólo dos meses.
Su ruido plagado de anécdotas personales niega toda discusión, toda alternativa, todo acuerdo. Se fundamenta en entretenimientos ilusorios para no hablar de lo importante.
Se encumbra a supuestos líderes para ocultar lo que la sociedad realmente necesita, que son acuerdos de calado y sensibilidad con todas las partes.
¡Anímese a votar, que nos dejan hacer poca cosa! ¡Y, por favor, políticos hablen! ¡No sólo ondeen banderas y colores!
