Chivite, -y su gobierno múltiple de PSN y acompañantes-, se encuentra sufriendo una grave dicotomía: Mantener una acción ejecutiva razonable a la vez que se levantan las espadas porque se acercan las elecciones de mayo de 2023 y hay que comenzar a marcar diferencias.
El reto es complejo dado que supone negociar a la par que se saca pecho. Una intrincada y compleja realidad que convierte en muy duro el desgaste del día a día. Lo tienen difícil y la ciudadanía mucho más, porque estamos ¡ya! asistiendo a una Campaña Electoral permanente en la que el postureo se simultanéa con la ocurrencia identitaria. Y por parte de la derecha, ocurre algo parecido: Mientras C’s se hunde para terminar de desaparecer, el PP no deja claro qué quiere hacer en Navarra, mientras Esparza y su UPN del pueblo desunido lanza consignas de éxito y distancia con Madrid realmente insulsas y faltas de discurso real.
