Opinión

Ebro volverá a salirse

Una vez más, como es cíclico y natural, Ebro nos ha sorprendido con una de sus grandes avenidas. Y una vez más, la riada ha castigado campos y calles en toda su cuenca.

No es momento de culpar al Calentamiento Global o al deshielo. Los daños que ha producido, produce y producirá son fruto, exclusivamente, de la acción del hombre, que ha ocupado sistemáticamente sus riberas como si le fueran propias.

Los sindicatos agrarios UAGN y EHNE han puesto el grito en el cielo y han poco menos que exigido que el río se limpie, no sin falta de razón, pero cometiendo un grave error en la premisa fundamental de su petición: No se puede pretender encaucar estas crecidas en el cauce habitual de este ser vivo llamado Ebro, como si de un canal o una acequia se tratara. ¡Es un río, y necesita de sus orillas para abarcar el agua que la naturaleza le brinda -caprichosa o cíclicamente-, cada año!

En tanto administraciones y usuarios no sean conscientes de que hay que atrasar las famosas “motas”, -que no son otra cosas que intentos de encarrilar algo que por naturaleza tiende al libre albedrío-, y que hay que dejar libres para las inundaciones cientos de hectáreas cercanas a su cauce, no se resolverá el problema.

Hay que poner dinero encima de la mesa... ¡Ebro volverá a salirse!