Opinión

Mi vecina

La otra tarde, estaba distraído mirando al tendido, es decir a ningún sitio, ensimismado en los entresijos que me alteran la paz y la concordia conmigo y con el mundo, cuando escuché cantar una canción a mi vecina, con voz gutural y descompuesta en falsetes y estridencias, con sonidos vicetiples alternando. Mi vecina es hermosa, agradable, buena vecina y además canta muy bien.

La melodía no la conocía, pero la letra de la canción me pareció haberla escuchado alguna vez, así que esperé a que cantara de nuevo el estribillo que era el mensaje estrella de la canción.

Decía así:

“Vamos marchando despacio hacia el futuro, sin tenernos en cuenta, sin miradas atrás ni a quien nos acompaña, solo miramos al frente, pero el frente es un espejo que nos devuelve la imagen de nosotros, hirsutos de ideales. Así es imposible progresar”.

El estribillo repetía varias veces “así es imposible progresar”.

¡Era lo que me faltaba para comenzar el día que había amanecido lastrado de ilusiones y proyectos! Mi vecina, en ese momento había dejado de cantar y estaba riendo a carcajadas con su pareja.

Miré por la ventana y el cielo estaba azul y soleado, las nubes solo las tenía yo en mi cabeza. Decidí bajar al bar de la esquina a la tertulia que cada día compartía con un grupo variopinto de gente muy agradable, tratando temas en principio intrascendentes mientras nos tomábamos unas cañas, pero que siempre derivaban en temas de enjundia, en realidad de las preocupaciones sociales del momento que vivimos. La conversación y las cañas eran como una terapia de grupo que nos quitaba parte de esa angustia existencial que padecemos aderezada de pesimismo. En ocasiones sacamos conclusiones importantes, incluso hacemos proyectos de hacer algo útil para aportar nuestro grano de arena. Casi siempre sentimos la sensación de pasajeros en el mismo barco.

Eso de sentirse grupo sin llegar a ser manada es muy agradable. Da seguridad, sensación de pertenencia, y si el grupo es sin reglas impuestas, solo el respeto a los demás y el intentar que los temas defendidos sean de utilidad para encontrarnos en esta sociedad, con el compromiso de intentar hacerla mejor, siempre es positivo, aunque la conclusión final en estos momentos suele ser un tanto pesimista, porque estamos hastiados de aguantar a estos poderes, muchos de ellos con mínima capacidad intelectual y además miserables”. 

Mi vecina cantarina y su pareja también son de nuestra cuerda.