Opinión

Los buenos

Los seres humanos “buenos”, independientemente del partido al que pertenezcan, todos perseguirán lo mismo: paz, justicia social, distribución justa de la riqueza, valoración del esfuerzo, libertad, igualdad de oportunidades, protección a los desvalidos, asegurando la subsistencia de todos.

Esta actitud requiere compromiso y concretar las actuaciones que primero hay que centrar en los ciudadanos de nuestro país, y después si es posible admitir a los emigrantes a los que podamos dar trabajo y una vida digna, no miseria o condenarlos a delinquir para poder subsistir. Los recursos son limitados y no podemos cambiar el mundo. En estos temas hay mucho postureo y mucho “buenismo” cutre. La solidaridad con zonas del mundo debe ser dentro de acuerdos internacionales en los que hay que ser solidarios, implicarse y participar. 

Para alcanzar “el poder”, es en la estrategia donde se tuercen y se desvían por motivos espurios y corrupción, tiburones que intentan llegar disfrazados de ideologías solidarias. El poder es como la miel alrededor de la cual están revoloteando muchas ambiciones personales disfrazadas de ideales. No todos ni todas son así. Estos últimos años son críticos.

La transición fue un momento clave en que los partidos se pusieron de acuerdo, independientemente de ideologías. Se trataba de un momento histórico: cambiar el sistema de gobierno de España, sin luchar, sin derramamiento de sangre. El poder ya se vería después. Fueron políticos grandes, que tomaron una decisión trascendente; con altura de miras; con verdaderos ideales. Duró poco, pero lo suficiente para encauzar la transición. La historia siempre los recordará.

Después, en democracia, sus fundamentos se fueron degradando, y arribando como protagonistas más o menos importantes, personas que perseguían el medro personal, el relumbrón, el dominio, algunos psicópatas. La democracia se fue desvirtuando y hemos llegado hasta nuestros días, donde domina el tacticismo sin escrúpulos; es cierto que no todos los partidos, ni políticos se manchan igual, aunque muchos no tienen asumido que el poder “es servicio” y tener un alto grado de responsabilidad. No es para servirse de él, ni el objetivo principal es mantenerse. 

La población en este momento somos sumamente vulnerables porque los poderes políticos correspondientes, sufragan a medios de comunicación, para que en forma de noticias o diversos programas nos manipulen. Se llega a tergiversar la historia, incluso propalan noticias desvirtuadas. 

El momento actual es muy grave. Se están retorciendo las reglas y las Instituciones que las rigen y son garantes de nuestra democracia. Como finalidad “el poder”. Es un proceder perverso. Somos una democracia manipulada.

Los “buenos”, somos los ciudadanos de “a pie”, que casi nos estamos acostumbrando, por la reiteración, a estas formas de proceder viciadas, pero que cada vez estamos más concienciados y que algún día, más pronto que tarde, despertaremos.