Opinión

Impulso de vida

Impulso de vida, lo tienen todos los seres vivos, fundamentalmente si están sanos; los enfermos a veces, por el sufrimiento, llega un momento que tiran la toalla y esperan y desean la muerte como una liberación.

El impulso de vida, es una fuerza instintiva para mantener la vida, pero hay un impulso superior que condiciona el anterior e incluso lo lleva implícito, que es mantener la especie. Prima la selección de los más fuertes, de los más hábiles, de los mejor dotados.

En las épocas de crisis, ya en busca de salidas, a veces estas virtudes van acompañadas de ideales, de solidaridad, de largas miras como grupo social y humano, de valores, de espíritu de progreso como grupo y dan lugar a momentos de esplendor social. Los líderes suelen ser idealistas y honrados.

Pero, poco a poco, cuando esa época de bonanza se estabiliza, esos lugares de responsabilidad, van siendo ocupados por “trepas” que, disfrazados de ideales, como un germen maligno, van ocupando los lugares de privilegio y responsabilidad, en definitiva, de poder sin reparar en medios.

Hay momentos de crisis, como puede ser el actual, en que el impulso de mantener la vida sigue vigente, es el más importante, pero el de mantener la especie está copado por los más poderosos, que pueden ser los más crueles, los más sibilinos, los más desalmados, y la especie se va degradando, y seleccionando como dominantes estas características, como puede estar sucediendo en el momento actual.

Esta civilización que estamos viviendo está en crisis, en caída libre, sin ideales, o ideales que sirven de disfraz para el medro económico o de poder, liderada por personajes que con astucia y con “el todo vale”, disfrazados de idealistas, han llegado a puestos dirigentes. Pero la historia es terca y más temprano que tarde se desencadenará de nuevo un fenómeno de crisis e incluso destrucción. Cuando todo esté destrozado, cuando nuestra sociedad esté en recesión grave, surgirán de nuevo idealistas que tirarán del carro y buscarán la luz y se iniciará un nuevo ciclo que a su vez con los lustros se irá degradando. 

A veces, necesito desenfocar lo cotidiano para poder soportarlo.