Opinión

Degradación moral en política

Somos hijos del momento histórico que nos toca vivir. Todos tienen algo de positivo, algunos mucho, y también de negativo, también algunos mucho.

Los que ya tenemos años, crecimos y vivimos en una dictadura, que cuando fuimos jóvenes, tuvimos claro que había que derrocar, para lo cual trabajamos de forma entusiasta en aquellos años de juventud plenos de ideales, aunque en mi grupo nunca defendió la violencia. Aquel esfuerzo de millones de españoles tuvo su fruto con un paso a la democracia de forma ordenada y civilizada. Fue un proceso de ingeniería social e ideológica en la que las partes implicadas fueron consecuentes con el fin que se perseguía, y han pasado a la historia como personas responsables, evitando de otra manera nuevos derramamientos de sangre.

La democracia, no cabe duda de que es el sistema justo de gobierno. Pero un sistema justo supone, igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos sin dejar a nadie por el camino. A los débiles hay que protegerlos, y a los que tengan dificultades primarlos y ayudarlos. Los capitalistas deben invertir el dinero para crear puestos de trabajo y mejorar la sociedad. No hay que dejar a nadie en el camino. Todos los ciudadanos debemos trabajar cada cual según sus aptitudes. También hay que desenmascarar a los parásitos, que también hay muchos. El dinero público es sagrado. 

Además, nos regimos por leyes que todos debemos de cumplir, y dando ejemplo, de forma exquisita los gobernantes de turno. Intentar retorcer las leyes para burlarlas es delito lo haga un ciudadano y mucho más si lo hacen los gobernantes para sus objetivos, burlando el resultado de las urnas.

Considero que postulados sociales justos y solidarios, los puede defender la mayoría de la población. De hecho, los partidos llamados de derechas han evolucionado, y son más sociales en algunos aspectos, incluso que lo que eran antes los de izquierdas en el siglo pasado. Los de izquierdas, ungidos de la bandera de su teórica supremacía moral, no han evolucionado. 

Los partidos de izquierdas de ahora, en países como el nuestro, están ocupados por personajes revestidos de justicia social en sus proclamas, pero que, en su praxis, en su estilo, en sus formas, no lo son, y se diferencian poco de los burgueses, únicamente en que según ellos su norte es la justicia social, aunque viven y disfrutan de sueldos como los ricos más recalcitrantes. 

Las democracias, suelen ser limpias y eficaces una vez consolidadas después de sus comienzos. Con los años, como un cebo, van llegando los tiburones ocupando los partidos, disfrazados de ideales más o menos justos, preocupados más por el marketing y por alcanzar y conservar el poder que de instaurar un sistema justo. Defienden generalmente sus intereses personales. Los totalitarios más, porque no tienen control ni contrapoder.

El momento actual es muy peligroso por la actitud del partido en el poder, que, aún sin ganar las elecciones, uniéndose a grupos minúsculos que quieren destruir de nuestra nación, quieren gobernar a costa de horadar nuestro sistema constitucional. Son capaces de manipular a su antojo nuestras leyes para conseguir sus fines. Momento muy peligroso en nuestra democracia.