Opinión

Compromiso

Compromiso, supone una fuerza que nace desde dentro. Es una obligación moral que nos imponemos voluntariamente. A veces puede coincidir, circunstancialmente, con leyes o grupos políticos, religiosos, pero no es lo mismo que obedecer sus dictados, y, manteniendo siempre la independencia.

El compromiso nace de los más profundo, y supone asumir la lealtad con uno mismo. No es una obligación, que generalmente es impuesta por las circunstancias como puede ser el trabajo, normas de circulación, leyes, etc.

El compromiso es asumido mediante una reflexión y decidido con un convencimiento profundo. Cumplir sus dictados, produce sensación de conciencia limpia, sobre todo si se cumple “a pesar de”. Aumenta la autoestima y da razón de ser a la propia existencia y a nuestro proyecto de vida como seres individuales. Son esas obligaciones que nos imponemos y nos hace mejores. Son lealtades con nosotros, y con los otros, con ideas, con valores, con proyectos altruistas. Nos hace más humanos, más grandes.

En esta sociedad en crisis, es necesario un rearme moral y necesitamos crear compromisos, cada cual en su ámbito, para intentar hacer un mundo mejor, más justo, desterrando y denunciando la impostura, la mentira, las utilizaciones por los grupos de poder, no siendo cómplices.

Por supuesto que no estoy hablando de ser quijotes; me refiero a tomar posturas ante la vida, incluso contando con que no vamos a ser héroes y que vamos a cometer fallos. Pero, es imprescindible saber donde está el norte para mejorar la sociedad y el mundo que nos toca vivir.

Imprescindible, no estar sometidos a los dictados de grupos de poder, ya sea económicos o ideológicos. Hay intelectuales de uno y otro signo que son acólitos de sus grupos, propagadores de sus consignas, o que buscan su utilidad personal. Es la antítesis del compromiso.

La antítesis del compromiso, es regirse por el principio de utilidad personal o de grupo.

El principio de utilidad es el que utilizan los partidos políticos; su objetivo es mantenerse o llegar al poder, y toda su estrategia está basada en ese fin. No les importar hacer promesas que no van a cumplir o que van a beneficiar a determinados grupos que les interesa arrastrar con sus votos.

Obsceno es el lenguaje que algunos utilizan. Hablan de democracia, cuando, la pervierten de forma descarada y torticera, pues en su praxis y en sus proclamas son totalitarios incluso defienden la violencia con el mayor descaro.

Estamos en un momento grave de crisis política Lo mejor que tiene este país son sus ciudadanos, mucho más maduros de lo que creen sus gobernantes.