Opinión

Tenemos tanto que celebrar

Se acerca el verano, las ganas de encontrarse con la gente que quieres, sentir el calor, dejarse llevar por la pereza del estío y fiesta, claro en este país donde parece que no tenemos casa, queremos sobre todo fiesta.

Un día de éstos he ido a la capital del Reyno y no había sitio ni para una pulga en Plaza del Castillo, ni Estafeta, ni terraza que se preciara.

No es sólo en estos lares. Es general. Pero deseo detenerme sobre todo en las cosas importantes de la vida y para la vida, sin dejar de lado que la fiesta y diversión también son salud.

Encaramos este verano con la idea de que lo que nos ha tenido en vilo durante mas de año y medio, el virus COVID, estuviera superado. Que con las vacunas estamos preparados para celebraciones festivas.

A mí me parece que tanta euforia nos puede pasar factura y hay que ser precavidos por muchas razones. Sobre todo, para no crear problemas a los que ya existen. Soy de las que piensan que no todo está ganado al virus. Por tanto, tranquilidad y precaución siguiendo los consejos de las personas que asesoran y saben de lo que hablan, los epidemiólogos y expertos en el “bicho”.

Sin embargo, creo que hay muchas cosas que celebrar más que una fiesta tradicional en estos momentos. Estamos en la zona rica del mundo, donde el virus se ha instalado y ha arrasado. Y por ser ricos, han existido los medios y dinero suficiente para que se haya desarrollado toda una ingente cantidad de investigación en tiempo récord, para atajar el contagio.

A pesar del dolor que ha caudado la pandemia en muchas personas por la perdida de sus familias, otras nos hemos librado, y ha sido gracias a que, en tiempo récord, un año se han tenido vacunas.

Tenemos que celebrar los medios humanos que han estado activos, mas que nunca en estos momentos. Todo el personal sanitario, todo el personal de servicios fundamentales. 

Porque siendo honestos, nosotros hemos tenido cubierto lo fundamental, nos han faltado abrazos y afectos, pero eso se recupera.

Hay que celebrar que la crisis ha tenido respuesta en forma de ayudas, para frenar en lo posible, la sangría que supone una situación desconocida por completo.

Por tanto, las fiestas, el jolgorio, la aglomeración que al parecer tanta falta hace algunas personas, debe esperar. 

Hay que celebrar que seamos contenidos y responsables, porque no todo lo debemos fiar a otras responsabilidades.

Por último, si se hace algún intento por recuperar algo de la fiesta, es deseable que siempre sea inclusiva, en la que toda la gente se sienta cómoda en la celebración. 

Para terminar, esa forma de celebración recogida, contenida en forma de ‘MI SANTA ANICA DEL ALMA’, es de todo menos inclusiva.