Es imposible pasar por alto lo excepcional de las próximas fiestas de Santa Ana en Tudela.
Los dos años de un virus desconocido llevó a un cierre total de la vida. Salvo los servicios para seguir viviendo, todo lo demás se paró.
Y ahora que parece que ha pasado una vida, estamos a deseo de aparcar ese fatídico tiempo de pena y desolación, por tiempo de fiesta renovada.
Es lógico entender las ganas de la gente, por disfrutar del jolgorio festivo.
Y eso viene adobado porque los responsables municipales, parecen entrar en una competencia de “tirar la casa por la ventana”.
Creo que se necesita en este tiempo, disfrutar del encuentro con familia y amigos que facilitan las fiestas, pero entiendo que todo debe tener su medida.
Porque estamos en tiempos de mucha incertidumbre y no sé, si el espejismo de una celebración, nos debe nublar el sentido de lo fundamental. Que es seguir viviendo al día siguiente de la juerga.
La situación es muy compleja para muchas personas por tanto, fiesta si, pero con medida.
Disfrute de una fiestas de Santa Ana inclusivas, con respeto.
Que no se desate la locura y todo valga a cualquier precio.
Y sobre todo que transcurra la fiesta en un ambiente de diversión y buena armonía.
De acogimiento al forastero y respeto.
Porque la gente se lo merece.
Mi más sincero deseo para que las fiestas de 2022 sean ejemplo de lo mejor de la sociedad tudelana.
