Opinión

La innovación en el Casco Antiguo

A principios del siglo XX, comienzan a extenderse por España las ideas de protección del patrimonio. Edificios que por un indudable valor histórico y arquitectónico merecen ser mantenidos y conservados. Inicialmente esta corriente se centraba en edificios aislados, después comenzó a ampliarse hacia algunos cascos históricos de las ciudades más representativas.

Hacia mitades de ese mismo siglo, Tudela contaba con un tercio de la población actual y su economía basada mayoritariamente en la agricultura y modo de vivir era completamente diferente al presente. Es a partir de los años 1970-1980 cuando la ciudad comienza a crecer creándose en ella distintos barrios; y posteriormente junto a la llegada de la estandarización de la construcción ese crecimiento va volcándose cada vez más hacia la periferia. Perdiendo el concepto de paisaje y la escala urbana que caracteriza el corazón de la capital ribera.

Se van abandonando progresivamente los edificios del Casco Viejo quedando muchos de ellos vacíos, y a pesar de que sería injusto no nombrar intervenciones llevadas a cabo en edificios como la Casa del Almirante y el Palacio del Marqués de San Adrián, otros muchos edificios están cada vez más desamparados y presentan problemas estructurales muchas veces inabarcables.

No debemos olvidar que el Casco Histórico presenta un trazado y diseño, que unido a su carácter de centro neurálgico por su ubicación, permite la recuperación de la calidad de vida perdida en la periferia con sus construcciones en serie. Su cualidad neurálgica y nodal la distingue del resto de la ciudad.

Pero... ¿Cómo debemos acometer dicha conservación? ¿Debe ser todo mantenido?

El carácter de la protección patrimonial suele ser conservador y se acaba abogando muchas veces por el mantenimiento a ultranza del aspecto original de los inmuebles. Pero no debería ser así en todas las edificaciones del casco. Estos no son uniformes en calidad ni en estado de conservación y el mantenimiento riguroso sin tener en cuenta las necesidades de la sociedad actual, van impidiendo la aparición de diseños innovadores para nuestra ciudad.

Casco Viejo de Tudela a vista de dron, cedida por Areso Studio
Casco Viejo de Tudela a vista de dron, cedida por Areso Studio

Algunos edificios presentan falta de adecuación a los usos actuales y otros revelan imposible o muy costosa su conservación. No caigamos en el camino fácil y menos conflictivo del mantenimiento total. Debemos sustituir algunos edificios por otros sin que esto suponga una alteración en la trama y el alma de Tudela que tanto nos ha definido.

Hagamos una estrategia de Regeneración Urbana, abordando la problemática en su conjunto, teniendo en cuenta factores urbanísticos y paisajísticos pero también sociales y económicos... desde un punto de vista integral.

La ciudad está viva, y las necesidades se transforman.
Para evitar la degradación y el abandono del Casco, la conservación debe ir acompañada de la utilización de nuevas técnicas y tendencias, porque estas intervenciones acabarán siendo historia también dentro de unos años. No forzar a la utilización de técnicas solo tradicionales que no arriesgan pero tampoco aportan, y apoyar la libertad en el diseño y la innovación... sumará. 

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