Opinión

Reparar no siempre es fácil

No todos somos muy “manitas” y cuando se estropea la lavadora, el lavavajillas o la tele de casa, tenemos que llamar al técnico. Hasta aquí, todo bien, pero una encuesta de Irache revela que el 38% de las personas con un electrodoméstico averiado tienen algún problema para su arreglo. ¿Cuáles suelen ser?

  • No encuentro dónde arreglar la secadora, ya que los técnicos a los que he consultado me han dicho que, con los años que tiene el electrodoméstico, lo mejor es comprar uno nuevo.
  • El técnico me asegura que la pieza defectuosa ya no se hace y no la puede encontrar, por lo que me aconseja, otra vez, comprar un aparato nuevo. 
  • Confié en el profesional, no pedí presupuesto y, al ver la factura, me he quedado de piedra. He llamado a la empresa, por si se trata de algún error, pero me responden que la factura es correcta.  Algunas facturas de reparación han superado los ochocientos euros.
  • Me han reparado la lavadora, pero a los días se ha vuelto a averiar. Les he llamado, me han dicho que se trata de un problema diferente y me han vuelto a cobrar por el nuevo trabajo. Así hasta en tres ocasiones.
  • Mi lavavajillas está en garantía. Pensaba que iba a ser gratuito, pero el técnico me ha cobrado la reparación, al alegar que es responsabilidad mía por algún golpe o mal uso o sin dar ninguna explicación. 
  • Se me ha estropeado la televisión. He visto en internet un anuncio de una empresa de reparación con el logo de la marca. Sin embargo, el trabajo ha sido muy deficiente y, cuando he llamado al fabricante, me han dado otra dirección del servicio oficial. 

Irache ha podido observar en los últimos años una involución en la vida útil de muchos productos, especialmente electrodomésticos o productos electrónicos. Algunos de los modelos comercializados cada vez duran menos y tardan menos tiempo en presentar problemas.

Además, parece también que se restringe más la reparabilidad de los productos. Es decir, cada vez es más difícil reparar un electrodoméstico averiado, bien por el precio de la reparación o por la dificultad de encontrar piezas de repuesto para algunos modelos. 

Desde 2022, la ley de consumidores en España obliga al productor a garantizar un “adecuado servicio técnico” y repuestos durante diez años desde que el aparato en cuestión deje de fabricarse.