Con unas facturas de la luz y del gas que no paran de subir y subir, los consumidores buscan alternativas para rebajar el coste que les suponen.
Quizá lo más importante sea revisar el contrato de luz que tenemos y estudiar otras alternativas. Puedo estar en el mercado regulado, donde el precio va cambiando de hora en hora en función del mercado, que actualmente está disparado. Pero puedo ser cliente del mercado libre, donde el precio de la energía que consuma lo marcará el contrato. Eso sí, conviene asesorarse para comprender cómo se concreta este precio. También es muy importante fijarse en la potencia, la duración del contrato y la existencia de servicios vinculados, que pueden encarecer el recibo.
A partir de tener la tarifa más adecuada, cabe adoptar medidas en casa que nos permitan un cierto ahorro energético. El 55% de los navarros tiene pensado hacer algún cambio en esta dirección.
Entre estas medidas, la más habitual es usar bombillas de bajo consumo: lo hace el 83% de los encuestados. Estas bombillas o las LED suponen un ahorro de consumo que algunos estudios sitúan cerca del 80% respecto a las lámparas tradicionales.
La siguiente medida de las viviendas para ahorrar energía es tener ventanas más eficientes, con acristalamiento doble o triple. Mejorar este aspecto puede suponer un importante ahorro en energía de calefacción o refrigeración, que algunos expertos sitúan en torno al 30%. Actualmente buena parte de reformas para mejorar el aislamiento de edificios cuentan con subvenciones.
En verano, para mantener la casa a una temperatura fresca y reducir el uso de aire acondicionado, una opción es tener ventanas o terrazas con elementos de sombreado como persianas o toldos que protejan del sol. Es una medida con el que ya cuentan el 42% de las casas. Por último, un 22% de los encuestados usa grifos con cabezales, para ahorrar agua.
Más allá de estas medidas, también puede ayudar tener electrodomésticos de máxima eficiencia energética -pueden ahorrar más de cien euros al año-, planificar su uso si contamos con contrato con discriminación horaria, mantener la casa a una temperatura agradable pero moderada -cada grado de más supone un incremento del 7% de la energía- o prácticas como usar programas de lavado a menos temperatura. Todo ello puede colaborar en que el gasto energético de la vivienda sea algo menor.
