Psicología

Cómo evitar el divorcio

¿El amor que sentías por tu amado o amada ha desaparecido, y ha sido sustituido por un malestar permanente que te hace dudar si eres realmente feliz al lado de esta persona?

Lo primero a analizar es el motivo real de desilusión, para lo cual es necesaria una escucha interior lo más calmadamente posible. Posteriormente es fundamental compartir con nuestra pareja eso que nos ha quitado la alegría de estar con ella. Esto ha de hacerse en un momento de bienestar y tranquilidad en que ambos disponemos de tiempo para hablar sin estrés. Ese estado de calma ayudará a que ambos nos dirijamos la palabra con amabilidad, y disposición comprensiva. Aunque esto no supone una garantía de entendimiento. En caso de falta de éste, lo mejor es aparcar el tema por un tiempo, y dar oportunidad al cambio. Si pasado un tiempo más que suficiente para ver un cambio, no se muestra, es aconsejable esperar a que vuelva a darse un momento de tranquilidad para volver a sacar el tema. Y así sucesivamente, hasta que nuestra pareja entienda que realmente es un tema serio que está impidiendo nuestro amor.

Sin precipitarse, pero sin esperar a agotarse, y siempre y cuando la relación no haya mejorado, es recomendable ir a un profesional para trabajar el problema. Si nuestra pareja se niega a la terapia conjunta (no individualizada), es que no ha entendido la gravedad del asunto. Ante este hecho, síntoma de una total falta de empatía por nuestro sufrimiento, solo cabe insistir hasta conseguirlo, ya que de lo contrario la relación acabará en separación o divorcio, con dolor e incomprensión por ambas partes. O bien en una relación matrimonial frustrante de por vida.

La razón de ser de muchos divorcios es una falta de comprensión mutua. Si tras varios intentos de solucionar el problema, no se consiguen sino repetidas discusiones, es obvia la limitación para entenderse, motivo por el cual es necesaria asistencia profesional, la cual brindará un nuevo lenguaje entendible por los dos. Lógicamente, la atención profesional no garantiza el éxito de la relación, pero sí proporcionará una solución al problema, y en todo caso un divorcio pacífico, donde ambas personas reconocen y aceptan que ya no pueden seguir como hasta ahora.

Nuestra sociedad todavía no tiene arraigada la terapia de pareja, igual que no asimila que los problemas psicológicos no son propios de gente conflictiva, sino que es la naturaleza de todo ser humano. Este hecho conlleva que cuando llegan esos problemas, no se les tome con total seriedad, creyendo que podemos resolverlos por nosotros mismos, aun cuando la experiencia nos demuestra lo contrario. Sería de género idiota sentir un dolor constante en el estómago y no ir al médico. ¿Por qué un dolor emocional no merece igual atención? Reconozcamos nuestras limitaciones y busquemos ayuda cuando todavía es posible una curación. Lo contrario es una negligencia personal en materia de salud, ante la que solamente nosotros somos responsables.

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