Para Jesús Yera

Yayo: Gracias. Gracias por tu carácter cuando alguien nos hacía daño en el colegio; por tu genio cuando por el camino nos quedábamos atrás, tu siempre tres metros por delante; gracias por fruncir el ceño cada vez que entorpecíamos tu faena en tu taller, y por tus grandes palabras porque querías que dejásemos de ser débiles y aprender a defendernos, a ser mas fuertes...

Gracias por tu ternura al enseñarnos esas extrañas canciones y trabalenguas; por tu dulzura cuando de pequeños nos arrascabas la espalda; gracias por tu sabiduría al contarnos geniales historias cuando nos llevabas de paseo por Tudela; gracias por tu generosidad ayudando a las personas, siempre con tu carita de “vinagres” pero dispuesto a todo por los que estaban a tu alrededor...

Gracias pos enseñarnos la figura entrañable de un abuelo en la vida de sus nietos...

Ha sido un placer cuidar de ti estos meses, como tu has cuidado de nosotros tantos años.