El Maestro Zen

Una vez, en una aldea de un país asiático, se sacudió la tranquila vida de los pobladores: la hija adolescente de un vecino estaba embarazada. La joven lo había ocultado pero se descubrió el secreto y sus progenitores la interpelaron severamente para que dijera quién era el padre. La sorpresa fue mayúscula cuando la joven dio el nombre: "Es el Maestro Zen", dijo.

El Maestro Zen era un monje que vivía arriba del monte, dedicado a la meditación. ¿Cómo era posible? ¡Era una vergüenza! ¿Qué ejemplo estaba dando?

Los aldeanos estaban furiosos. Inmediatamente un grupo de personas se encaminaron hacia donde habitaba el monje Zen y sin mediar preámbulos le espetaron todo tipo de insultos y le hicieron responsable de la alimentación de la criatura.

El Maestro Zen escuchó pacientemente y dijo simplemente:

- "Muy bien, muy bien".

Pasaron unos meses, y luego de nacido el bebé, la joven no pudo soportar los remordimientos de conciencia y terminó confesando a sus padres que el progenitor de la criatura era un joven aldeano con quien se veía furtivamente. La comitiva fue de nuevo a la casa del Maestro y, luego de escuchar pacientemente las disculpas, dijo: -"Muy bien”

Quien está seguro de sí mismo y sabe lo que hace, no teme a la mentira ni al engaño. Continúa su camino, rectamente, constantemente, sin detenerse jamás.