Dando gracias


Veo en el paseo cada mañana

a un disminuído en su carrito,

y a otro mayor corvado

ayudando a su amigo paralítico.

Pienso en la composición de esta vida

que acoge a tantos inválidos,

nadie estamos libres de achaques

o de algún cáncer maligno.

Cuando pienso en todo esto

a veces me pregunto y digo,

hay que ayudar puntualmente

a limpiar bien lo corrompido.

Así cada mañana veo a mi Dios

que es quien me ha concedido,

tanto amor a los sin techo

con mi suerte y mi destino.

Tengo dos piernas y dos manos

para andar por los caminos,

ayudando cada día a los más pobres

valiéndome a diario por mí mismo.

Me diste una mente clara y limpia

para escribir estos versos cada día,

que los leeran absortos los peques

recordando en su lectura mi vida.

Estoy dotado de los sentidos

alguno defectuoso, es el oído,

con un corazón para amar

sin escuchar blasfemias de mis amigos.