“Vender lotería es sentir incertidumbre e ilusión hasta que sale el número”

María Ángeles, como su propio nombre angelical recuerda, acerca el cielo a la tierra y se convierte en una portadora de alegría cuando a lo largo de los años ha repartido algún premio en su Administración de Lotería de Tudela.

“Vender lotería es sentir como una incertidumbre y una ilusión hasta que sale el número”, asegura. Y destaca que “cuando sale, a veces es como que todavía no te lo crees”, recuerda, porque a la ilusión se le suma la responsabilidad de este trabajo que desarrolla. 

“Luego te pones a mirar a ver cuántos son los números premiados que tienes. Porque si es número que tienes abonado, ya sabes lo que tienes, pero si no, a ver a cuánta gente se lo has vendido y cuánto dinero tienes que repartir, y a ver si es posible que haya sido a los que tienes abonados, que son aquellos clientes fieles que tienes durante todo el año”, destaca alegremente recordando esos momentos.

“Al final es muy bonito”, confirma. “He dado un premio en Navidad, uno en El Niño, y muchos otros premios de jueves y sábado, esos exactamente no se cuántos han podido ser. Pero vaya, entre primeros y segundos premios, bastantes premios y euros”, recuerda.

Además, “incluso ha tocado 2 veces a el mismo número. Que si ya es difícil que te toque, imagínate que te toque dos veces y con el mismo número”, destaca, y es que esa experiencia la ha vivido en primera persona ahora que hablamos de premios y de repartir alegría y dinero.

En cuanto a cantidades que ha tenido la suerte de dar en su administración, “pues depende, si es en jueves, o en sábado, o si es primero o segundo premio. Desde que abrimos el establecimiento hemos dado unos cuantos premios y cada cierto tiempo nos suele tocar”, recuerda sin atreverse a dar cifras de miles de euros.

“Aparte de premios pequeños de Bonolotos, Quinielas y esas cosas, de Lotería Nacional hemos dado unos cuantos, primeros, segundos, terceros… ¡De todo!”, recuerda con simpatía pero también con humildad.

Eso sí, lo mejor de todo, son las alegrías y anécdotas  y circunstancias vividas que recuerda. “Personas que les ha tocado el mismo número, que son abonadas, 2 veces. Que ya es difícil”, vuelve a rememorar, porque es muy curioso. 

Lo que más le alegra es hacer balance y recordar con alegría “que le ha tocado a gente trabajadora, y gente que lo necesitaba mucho, es lo único que te puedo decir, porque no se puede contar nada más. Se siente mucha satisfacción entregarle el premio a gente así”, comenta, guardando para sí detalles de personas concretas, clientes a quienes el premio sacó de apuros o, simplemente, con quienes pudo disfrutar del momento de ver que les había tocado un premio y un buen ‘pellizco’ y disfrutar de esa alegría común.

“Solo espero que nos toque de nuevo este año”, augura y espera, como buena profesional. “Y como anécdota, recuerdo que nos tocó una vez el premio de El Niño, y claro, ese día... Eroski  está cerrado. Y yo estaba fuera, y claro, tuve que hacerme el reportaje de las fotos y los de la tele que vinieron en un parque, porque claro, al estar en un centro comercial no se puede abrir y celebrar como vemos muchos en la tele esos días, pero bueno, son cosas que suceden”, recuerda satisfecha.

“A ver si esto mejora -pide-, porque tenemos muchos abonados de los pueblos limítrofes, y otros que son de Aragón o de La Rioja o hasta de Soria, y tenemos que hacerles la lotería por Bizum, porque como no pueden venir a hacerla por el confinamiento, así que se la hacemos y les miramos las que tienen hechas, al menos la gente juega con ilusión”, destaca, sin mencionar siquiera que alcancar ese grado de confianza, en cosas de dinero y loterías, es un grado y prueba inequívoca de profesionalidad plena.