Tudela

...e historia viva de Tudela

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Sin Rafael Añón, no habría 'dantzaris' en Tudela". Es la tajante frase de Luis Durán, uno de los estudiosos con mayor bagaje y conocimiento adquirido de la historia de la capital ribera. Enfrente, Maribel Añón, junto con su madre, Julia García, recibe con rubor el halago hacia su padre y destaca también al progenitor de Luis, Jacinto. Ambos, ya fallecidos, fueron los impulsores del Grupo Municipal de Danzas. Involuntariamente, pero con gratitud, Luis Durán, Maribel Añón y Julia García son protagonistas del cincuentenario.

En su caja de recuerdos guardan detalles y anécdotas que llenarían un enorme baúl de memoria. Luis resume cómo a su padre se le ocurrió la idea. "Tuvo la suerte de ver a los 'dantzaris' de Pamplona bailar en la calle Mayor, donde vivían mis abuelos, durante unos Sanfermines, y se quedó prendado. Quiso que Tudela también pudiera vivir algo así", explica. Entonces pidió un cable al alcalde, que no era otro que Rafael Añón.

"Mi padre se dedicaba al cargo las 24 horas del día, y eso mucha gente no lo sabe o piensa que era de otra manera", señala Maribel Añón. El ex alcalde no dudó en dar vía libre a Jacinto Durán para dar el pistoletazo de salida a una historia que hoy continúa su rumbo. Ahí entra Julia, la viuda de Rafael, que a sus 91 años guarda una memoria lúcida y envidiable.

"Era muy valiente, y lo vio bueno para la ciudad", destaca. El entonces concejal tanteó a un grupo de jóvenes tudelanos que aceptaron. "No entiendo cómo logró engañarlos, pero cuando tuvo el dinero y la autorización, lo consiguió", expresa su hijo, esbozando una sonrisa.

Lo cierto es que en Tudela, la cultura de las danzas populares no existía, así que partieron de cero. Con la ayuda de un txistulari y dos dantzaris pamploneses, el grupo se puso manos a la obra. "Ensayaban en la Casa del Reloj", asegura Luis Durán. "Las condiciones de entonces no eran las mejores allí", añade.

“No entiendo cómo mi padre logró 'engañar' a todo el mundo para que entrase en el grupo, pero cuando tuvo el dinero y la autorización lo consiguió", recuerda Luis Durán

"No es fácil recordar cuál fue la primera actuación", coinciden Maribel y Luis. Éste se inclina por la Feria Mecánica de 1965, mientras que Maribel no puede borrar los recuerdos de su boda, el 4 de septiembre, en la que los 'dantzaris' les hicieron el saludo del arco. Meses antes se produjo el primer viaje oficial de la formación. Fue a la localidad de Mauleón (Francia).

Lo cierto es que, al poco tiempo, el grupo se fue nutriendo de más y más jóvenes. La posibilidad de viajar y hacer cosas diferentes a la habituales se presentaba como el mejor aliciente posible. "La gente quería salidas y excursiones y ahí lo tenían", recuerda Maribel Añón. "El folclore era una 'chulería', una forma de escapar del pueblo", matiza Luis Durán, quien achaca ese ansia de nuevas formas de ocio a la revolución industrial que vivía Tudela en aquellos años. "Extrapolado al divertimento, iniciativas como la del Grupo de Danzas lo simbolizan perfectamente", explica.

En definitiva, cualquier cosa valía con tal de no hacer siempre lo mismo. "Más allá de la Plaza Nueva, donde ahora está el paseo del Queiles, no había nada", expone Durán. "Dabas la vuelta al 'huevo duro'. De la Carrera al Muro", coinciden los tres protagonistas. "Supuso un aliciente tremendo porque Tudela era un desierto", insiste Maribel Añón.

Tras cincuenta años, pensar en otro medio siglo se les antoja complicado. "Antes la gente joven se movía más. ¿Qué necesitan ahora si lo tienen todo?", se lamenta Durán, mientras en su pensamiento se deslizan retazos de una época inolvidable para él y Maribel.

Mikel Arilla