Tudela

Auroros de Tudela: el premio a un resurgir

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Hace aproximadamente dos años, Tudela estuvo a punto de quedarse sin su agrupación de auroros. El relevo generacional no llegaba y algunas de las personas que hace alrededor de tres décadas iniciaron la andadura del grupo comenzaron a dejar de acudir o a tener otros compromisos. Cuestión natural. No obstante, se vio de cerca la desaparición. Con este 2017 inmerso en su época primaveral, con las primeras verdaderas tardes soleadas del año, el paisaje de los Auroros es bien diferente. De la mano de numerosos nuevos miembros que han ido uniéndose paulatinamente a la agrupación y bajo la batuta de Isabel Iturre, su presidenta, pueden sonreír y presumir de estar en muchos de los ‘ajos’ de las celebraciones tudelanas, no solo eclesiásticas, sino también populares. Quizás por ese rejuvenecer, la Orden del Volatín les ha reservado una de sus distinciones de honor en el día grande de las Jornadas de la Verdura, el próximo 29 de abril.

Actualmente, cerca de 40 personas forman este grupo de músicos populares que, sobre todo, exalta la amistad. “Se trata principalmente de pasarlo bien, de disfrutar tocando y cantando. Cuando cogimos esto para levantarlo por supuesto que pensamos en que era importante recuperar este grupo tan tradicional, más aún después de 30 años de trayectoria. Pero sobre todo lo que buscamos es disfrutar”, explica Isabel Iturre, la presidenta de la agrupación y que está rodeada también de muchos nexos familiares. Su marido, su hijo y su padre, uno de los rostros clásicos de los Auroros desde prácticamente su fundación, también forman parte del grupo.

La recomposición de los Auroros ha tenido mucho que ver con este efecto de cercanía. “Hay varios matrimonios y es normal, porque al principio acompañas a tu pareja, después te animas... es el paso natural”, explica Iturre, quien destaca que el grupo abarca edades variadas y que está a bierto a todo tipo de personas.

Para acceder tanto a formar parte de las voces no es necesario tener nociones musicales. “Ofrecemos clases de bandurria, de laúd, de guitarra... las piezas normalmente se tocan de oído y al final se aprenden de forma sencilla”, señala Iturre. El objetivo de estas clases es fomentar la recuperación de la rondalla, una figura folclórica que se está perdiendo en Navarra.

"Estamos muy contentos de que se reconozca el esfuerzo de las aproximadamente 40 personas que estamos ahora, después de un año de mucho movimiento y crecimiento"

Isabel Iturre

Presidenta de los Auroros de Tudela

Más calle

Además de las actuaciones que realizan en citas especiales del calendario en las que se cantan auroras, el grupo también ha propuesto una especie de modernización, saliendo a la calle en ocasiones en las que antes no se dejaban ver. Un ejemplo claro es la festividad de San Valentín. El pasado 14 de febrero los Auroros recorrieron varias calles del centro de Tudela regalando claveles en diferentes comercios mientras interpretaban varias piezas. “Muchas veces se tiene la idea preconcebida de que los Auroros implican automáticamente ‘misa’ y ‘madrugar’, cuando también estamos en muchos otros lugares. Estamos intentando hace más cosas de tarde y la gente se lo pasa bien cuando nos ve por la calle”, afirma Iturre.

Los Auroros de Tudela, presentes en fiestas señaladas como Santa Ana, el Día del Ángel o las fiestas de San Juan, también están de estreno este año con su nuevo local en la calle Ugarte Doña María.

El ser merecedores de la distinción de honor de la Orden del Volatín les hace estar contentos y muy satisfechos. “Llevamos un año con mucha actividad, quieres hacer cosas nuevas y muchas veces te encuentras más osbtáculos que vía libre. Quisimos crecer, impulsar el nuevo local... nos hace ilusión que de alguna manera se recompense el esfuerzo de estas 40 personas que estamos teniendo regularmente”, dice Iturre, quien no renunciará a interpretar las diferentes piezas de la ceremonia del Capítulo General de la Orden del Volatín que los Auroros suelen protagonizar. “Estaré sentada para recibir la distinción, pero me levantaré cuando me toque tocar el violín”, dice con una sonrisa.

"Además de ensayar, los Auroros también dan clases de guitarra, bandurria y laúd para sus componentes, con el objetivo de recuperar los intrumentos de la rondalla, indispensables para compañar a las voces"

Objetivo: mantenerse

Pese a que el crecimiento del número de personas que se han unido a la agrupación ha sido notable en apenas dos años (pasaron de estar 15 a 40 personas), Iturre prefiere mantener los pies en el suelo. “Crecer aún más es complicado, ahora estamos muy contentos con la respuesta que tenemos. Sobre todo vamos a centrarnos en recuperar los instrumentos tipicos de la rondalla, especialmente el laúd, que es el menos común. Es algo que tenemos que hacer porque se está perdiendo y, sin la rondalla, los Auroros no tienen el mismo atractivo ni la misma incidencia a nivel musical”, destaca la presidenta.