En una tierra con nombre de vino, el conocimiento no sólo de sus caldos sino también del mercado que lo rodea, las técnicas que hacen crecer las viñas o los gustos del consumidor son fundamentales. Ampliar, extender y contagiar ese conocimiento son los objetivos de las Jornadas de Viticultura de La Rioja Baja, cuya séptima edición organizó el Ayuntamiento alfareño en el Centro de Interpretación de los Sotos durante la pasada semana.
Tres conferencias y una cata-maridaje comentada como colofón fueron el completo programa de esta cita. “Tenemos que apoyar nuestros vinos a través de conocerlos para seguir creciendo y expandiéndolos”, animó el alcalde Tomás Martínez a los presentes. Tras la apertura, Luis Gonzaga Santesteban y Rafael García abordaron el miércoles las características agronómicas y los clones de la variedad garnacha en dos ponencias técnicas muy apropiadas para los viticultores.
La segunda jornada fue más amena para el público pues, con el título “El Rioja en el siglo XXI, amenazas y oportunidades”, Emilio Barcos, de la Universidad de La Rioja, abogó por la imaginación y por potenciar el valor de la marca Rioja como soluciones para escabullirse de la crisis.
Esta crisis ha dejado millones de litros en las bodegas, y no sólo de la denominación de origen protegida Rioja, sino de todas. Siendo Rioja referencia, el consejero de Agricultura, Íñigo Nagore, observó en la clausura que todos están mirando a La Rioja para ver qué salida toma. En esa última cata comentada-maridaje de veinte vinos distintos con sabrosos pinchos elaborados por las asociaciones de mujeres que llenó el salón, Nagore subrayó que la apuesta por la calidad y la promoción del vino –también entre los jóvenes- deben ser los argumentos de Rioja para seguir siendo “punta de lanza”.
