Tudela

Osasuna convence sin un premio justo

Osasuna se reencontraba ante su afición después del doloroso 8-0 que le había encajado el Barcelona unos días antes. Había temor en que la goleada les hiciera mella en el encuentro contra el Sevilla y Mendilibar había decidido hacer dos cambios: Cejudo por Damiá y Kike Sola por Raúl García. Por otro lado, los andaluces llegaban al viejo Sadar tras ganar a la Real Sociedad por 1-0.

El comienzo de los locales fue intenso y pronto se despejaron todas las dudas sobre la herida del sábado pasado. La afición rojilla navegaba a favor de las acometidas que por uno y otro lado con un incisivo Cejudo y un gran Lamah acechaban la meta de Varas. El monólogo rojillo era conducido por el espíritu de un omnipresente Patxi Puñal. La primera acción de peligro no se hizo de esperar y en el min.7 Cejudo tiró a bocajarro un balón que Varas sacó como pudo a córner. Dos minutos más tarde primero Cejudo y luego Rubén dentro del área volvieron a inquietar al equipo andaluz. Más tarde las jugadas de peligro llegaron en dos tiros de falta: primero Lolo mandaba raso el balón rozando el palo y más tarde Lamah hacia trabajar a Varas en una falta lateral. Osasuna lo intentaba con ganas y con buenas intenciones ante un Sevilla muy tímido y expectante. Pasada esa furia inicial de los locales, los visitantes empezaron a asentarse en el partido y en el min. 28 un tiro de Navas era rechazado por el meta rojillo. Trochowski empezaba a repartir juego y daba las mejores acciones para los sevillistas, que entre la falta de puntería y las acciones de Andrés Fernández no conseguían perforar la meta. Al descanso se llegaba con una sensación de desgaste físico de Osasuna considerable.

Tras la reanudación, los rojillos parecían haberse quedado en los vestuarios, lo que sirvió para que los sevillistas empezaran a inquietar las emociones del aficionado rojillo. Fazio y Navas disponían de buenas ocasiones. Con la salida en el min. 56 de Raúl García por un ausente Lolo, Osasuna volvió poco a poco a encontrarse a su sitio y a coger el balón. En un mal pase de la zaga andaluza, otro andaluz, Cejudo, recogió la pelota para recorrer todo el campo hasta dejar a placer un pase a Nino que lo dejó sólo frente a Varas, pero el delantero rojillo no estuvo afortunado y el balón lo despejó a córner el meta sevillista. Poco más tarde, Nino se tiró dentro del área simulando penalty. Los andaluces contestaron contundentemente con una acción por la banda de un Negredo ausente, pero peleón, que mandó el balón al punto de penalty para que Manu del Moral rematara el pase de la muerte, entonces apareció Andrés Fernández para despejar como pudo un balón que iba dentro. Tras esto, los rojillos despertaron con el ánimo de su público y con ello llegó el gol anulado a Kike Sola por un existente pero justo fuera de juego. El ataque rojillo, muy cansado durante el tramo final del partido, lo intentaba más por corazón que otra cosa y primero Nino y después Lamah tuvieron la oportunidad de abrir el marcador, pero o bien Varas o bien la mala puntería lo impidieron. La jugada más polémica del partido llegó en el min.73 tras una mano clarísima dentro del área que se vio en todo el campo y que el árbitro no quiso pitar. Como tan poco quiso sacar la segunda tarjeta a un duro Fazio.

Al final Osasuna no consiguió marcar a un Sevilla que fue a Pamplona a por el empate y que poco tiene que ver con el que años anteriores gobernaba la UEFA. Los rojillos no se vieron afectados por la dolorosa humillación de Barcelona, pero sí notaron el desgaste físico. Bien al principio y bien al final. Entre medio, el Sevilla pudo haber marcado su gol. El árbitro, cargó inmerecidamente de tarjetas a los de Pamplona y perdonó varias a los andaluces. El criterio que utilizó favorecía al Sevilla y en las tres jugadas claves (todas con Osasuna como atacante), dos acertó (el inexistente penalty a Nino y el justísimo fuera de juego en el gol de Kike Sola) y otra falló (mano clamorosa dentro del área).