Desde que se inaugurase la exposición temporal el pasado 4 de mayo, el público ha podido y puede seguir disfrutando de los paisajes y texturas del pintor cascantino Jesús Miramón, que con su pincel recoge en esta muestra una selección de paisajes de los alrededores de Tudela: vistas de las Bardenas Reales, parajes con el Moncayo como horizonte, huertas y delta del río Ebro. El impresionismo destaca es su pintura y el reflejo de su pincelada tiene una gran fuerza, contoneándose con las luces del amanecer y las caídas del sol sobre estas tierras, como ya hicieron maestros del impresionismo de los siglos XIX y XX, al igual que el pintor Cesar Muñoz Sola en su colección de paisajes.
Muchos de los paisajes que compone Miramón, están realizados con técnicas complejas como el óleo en patina. De esta manera muestra ricas texturas, fondos y colores nobles que plasma en todas sus formas y estaciones, teniendo como protagonista persistente a las Bardenas.
Busca escenarios amplios y abiertos, pero al contemplar su obra, se puede constatar que el motivo principal deja de ser el escenario elegido y pasa a ser la pintura. Trabajada con profundidad y tesón, dando a sus obras una personalidad propia, a base de la superposición de pinceladas, manchas y borrones, que van conformando una piel pictórica muy sugerente. Es decir que, con su pintura, como dijo el crítico de arte Pedro Lozano, realza los paisajes y escenarios elegidos al convertirlos en materia pictórica.
Nacido en Cascante en 1955 y residente en Tudela desde hace más de 40 años, es un pintor quizá no lo suficientemente conocido o menos de lo que debería. Jesús Miramón ha expuesto en lugares como el Kursaal de San Sebastián, la Universidad de Sevilla, la Galería Joaquín Sorolla de Pamplona, Galería Zeus de Zaragoza, Galería Arrechea de Jaca o el Palacio de Congresos de Jaca. Ha sido ganador de concursos en Madrid, Pamplona, Guadalajara, Zaragoza, Corella, Milagro y Calahorra. Habiendo cursado sus estudios durante años en prestigiosas academias españolas, y siendo entre otros, discípulo de Julia Hidalgo y Alejandro Quincoces, donde ha encontrado su característica pincelada, y esas híbridas veladuras de aire melancólico con puntos de fuerza cromática.
