Energías renovables: energía solar térmica

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La energía solar térmica puede utilizarse de forma satisfactoria en toda nuestra geografía, dado que España es uno de los países europeos que más radiación solar por unidad de superficie recibe a lo largo del año.

Su principal y fundamental aplicación es la producción de agua caliente sanitaria. Pero además puede ser un complemento interesante como apoyo a calefacción, sobre todo para sistemas que utilicen agua de aporte a menos de 60ºC, tal y como sucede con los sistemas por suelo radiante o en los de “fan-coil”.

En todos los casos, las instalaciones de energía solar térmica necesitan un apoyo de sistemas convencionales de producción de agua caliente (caldera de gas, caldera de gasóleo, etc).

Esta energía es empleada para calentar un fluido (generalmente agua), que circula por el interior de los calefactores. Este calor se transmite al agua de consumo, normalmente acumulada en un depósito, a través de un intercambiador.