Tudela

Multitudinario regreso de la Patrona

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A las seis de la tarde del pasado sábado 15 de julio empezaron a llegar los vecinos de la capital ribera a la Catedral de Tudela para coger un buen sitio desde el que recibir a la patrona, Santa Ana, en su regreso al templo. Sin embargo la procesión de vuelta a la seo comenzó en la parroquia de San Jorge, donde ha estado la Abuela acogida durante los cuatro años que han durado las obras de su casa.El deán de la Catedral despidió con estas palabras a la patrona: “Santa Ana ha estado bien aquí, aunque un poco quejosa porque ha sido menos visitada por sus fieles”. Después y acompañada de los afectuosos ¡Viva Santa Ana!, que continuaron espontáneamente durante todo el camino de vuelta, y precedida por San Joaquín, al que también se le rindieron cariñosos vítores, la imagen de Santa Ana comenzó su andadura de regreso a la Catedral.

La comitiva estuvo formada, además de por numerosos vecinos de la localidad, por el cortejo eclesiástico, encabezado por el Obispo de Tudela, Fernando Sebastián, el Grupo de Danzas de Tudela, los timbaleros; el presidente del Gobierno, Miguel Sanz; el alcalde, Luis Casado, numeroso consejeros del Ejecutivo foral y la corporaciónmunicipal, casi al completo, ataviada con el traje oficial, a excepción de las ediles Montserrat García (PSOE) y Milagros Rubio (Batzarre). Esta última les esperaba en la seo.

Devoción

La procesión marchaba lenta y de forma discontinua a causa de la gran cantidad de tudelanos que abarrotaron todo el camino desde la plaza Mercadal hasta la plaza Vieja, lugares de mayor concentración de público, pasando por las calles Leache, Carnicerías, Rúa y Cárcel Vieja.

a emoción de los presentes quedó patente con los continuos aplausos, vivas e incluso algunas lágrimas al paso de Santa Ana, la cual hizo varias paradas en su regreso. La primera de ellas nada más salir de San Jorge, donde los auroros la esperaban para dedicarle una jota alusiva, a la que le siguió, a pocos metros, la del tudelano Andrés Pérez. Al llegar a la plaza Vieja, abarrotada de gente, los auroros volvieron a interpretar una pieza que entusiasmó a los presentes. A continuación, y con San Joaquín y Santa Ana mirándose, los gigantes bailaron en su honor.