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Mejoras de accesibilidad en la estación de tren de Cortes

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Las familias sólo pueden recopilar información

La historia de nuestra Madre ribera comenzó el día 14 de Agosto de 1973, cuando, embaraza de su cuarto hijo, acudió a la maternidad del Hospital de la Milagrosa, en la calle Eza de Tudela. Ingresó sobre las 10 de la noche, acompañada por su marido y su tía Teresa. Allí le dijeron que su comadrona no estaría hasta por la mañana, por lo que pasó toda la noche

con dolores esperando, aunque sobre las 8 de la mañana se le pararon.



El día 15, su tía Teresa, nerviosa de que nadie acudiera a dar vuelta por ella, llamó al timbre y, como no apareció nadie en su habitación, fue va a buscar a alguna enfermera. Cuando localizó a Mª Pilar (la comadrona) y le preguntó por qué nadie acudía a ver a su sobrina, que había estado toda la noche con dolores que, de repente, se le habían parado y estaban muy preocupadas, ésta le dijo que sí habían pasado por la noche y que estaban todos dormidos, cosa que -asegura- es mentira, tras de lo que fueron a ver a la embaradaza y le dijeron que no pasaba nada, que iba todo bien y que igual nacía mañana o pasado. Por esta razón, Teresa decide volver a su localidad de origen un rato para atender a su prole y volver más tarde, ya que les habían dicho que iba para largo. Algo que sufrió un cambio repentino, ya que, seguido, acudió otra monja o enfermera a la habitación y les dijo que se la llevaban al paritorio.



Esta madre coraje que narra con emoción unos hechos pasados que no puede olvidar, recuerda que se le movía mucho el bebé, aunque se le habían parado los dolores. Ella recuerda que la llevaron andando desde la habitación al paritorio, pero ya no recuerda ni dar

a luz, ni nada, ya que la debieron sedar.



Llegados a este punto, un tanto sospechoso en un alumbramiento, cabe destacar que no le practicaron una cesárea, algo preceptivo si, como posteriormente le indicaron, la niña que llevaba en sus entrañas estaba muerta.

De este modo, los cinco días que permaneció ingresada estuvo atontada, como sedada, recuerda, tras de lo que se encontró con que el bebé ya no estaba.



Posteriormente, cuando tras el alumbramiento llamaron a su marido para que entrara, comadrona y otras enfermeras les comentaron que la niña había nacido muerta. El frustado padre recuerda que entonces la comadrona les dijo "más vale que se haya muerto". Él pensó que había nacido deforme o algo así. En ningún momento les dijeron si querían ver a la niña. Cuando Teresa, la tía, regresó y fue al despacho del médico, muy nerviosa y gritando pidiendo explicaciones de dónde estaba la niña y qué era lo que había ocurrido, porque estaba todo bien cuando ella se marchó, le contestaron más o menos lo mismo que al Padre, "que no estaba bien el bebé y que podía dar gracias a dios que se habría muerto". Tras de lo que se la llevaron a otra habitación para que no la escuchase nadie gritar. Si bien no le dejaron ver en ningún momento el supuesto cadáver que ¿nació muerto o tenía problemas y falleció? No se sabe a ciencia cierta.



El día 16, mandaron a Teresa,

la tía, a recoger una caja pequeña a un carpintero que había en la calle Herrerías de Tudela. Cuando regresa, sin necesidad ni de abonar el importe de la caja, la entrega en la Milagrosa y les pide por favor le dejen ver a la niña y, por segunda vez, le dicen que no, que ya está tapada y no se puede ver.



Al rato les entregaron la caja y les dijeron que fuera les estaba esperando un coche que les llevaría al cementerio de Tudela. En ningún momento les comentaron si deseaban llevársela a su localidad ribera natal y ellos, en esas circunstancias, tampoco se dieron cuenta de ello ni reaccionaron debidamente, teniendo panteón como tenía la familia en su pueblo. Cuando llegaron, les estaba esperando el enterrador en uno de los pasillos y le entregaron la caja haciéndose él cargo de todo, por lo que no saben ni en qué zona se enterró. Ni siquiera ahora lo han conseguido averiguar tras movilizarse y recopilar información, si bien han localizado documentos contradictorios como un análisis de sangre posterior, sorpresivamente, al fallecimiento de un bebé que nació muerto, con un parto natural, algo, imposible...

Como el de esta mujer ribera, cuya historia aquí contamos, hay más de 60 casos denunciados en Navarra, unos cuantos de ellos en la Ribera, que esperan, algún día, conocer la verdad. 60 Padres y Madres que buscan datos, recopilan documentos, interrogan a familiares que vivieron en primera persona alguno de los hechos, y que se preguntan qué pudo pasar con esos niños que impune y descaradamente se hicieron pasar por muertos para llevarlos a no se sabe dónde...



Las personas que han sufrido alguno de estos casos, o que conozcan algún detalle sobre estas tropelías, pueden ponerse en contacto con la Asociación Bebés Robados, que en Navarra cuenta con Karmele Jáuregui, como presidenta, y con Cristobalina Moral, como secretaria. Su teléfono es el 636 184 470, e-mail: [email protected].