Cinco Villas

Un maestro jubilado lleva su vocación hasta el desierto

Jesús Torralba, alcalde de Ardisa y exdirector de un colegio zaragozano, viaja a los campos de refugiados saharauis para formar a profesores, inspectores y directivos

El profesor Jesús Torralba ha viajado a los campos de refugiados saharauis para compartir su experiencia docente con los maestros, directivos y niños y niñas que los habitan
photo_camera El profesor Jesús Torralba ha viajado a los campos de refugiados saharauis para compartir su experiencia docente con los maestros, directivos y niños y niñas que los habitan

La educación es una cuestión de vocación. Y, prueba de ello, es que Jesús Torralba, a pesar de estar jubilado ha llevado sus enseñanzas muy lejos. Concretamente, hasta los campos de refugiados saharauis de Smara. Torralba es de Ardisa y es el actual alcalde de la localidad, así como portavoz del PSOE en el consejo de la Comarca de Cinco Villas. 

En 36 años de carrera docente de Torralba, entre Cataluña y Zaragoza. En concreto, en la capital aragonesa en Colegio Cortés de Aragón de Zaragoza -donde ha trabajado 24 años, 12 de ellos, de director-, siempre ha tenido presente que la solidaridad con otros es “esencial” para concienciar “de las diferentes realidades que existen, de lo afortunados que somos y de lo poco que cuesta, a veces, ayudar a otros”, indica. 

Por ello, en este colegio zaragozano siempre han trabajado este tema, ya que se elabora un programa pedagógico en el que se incluyen campañas de solidaridad que abanderaba un compañero de Jesús, llamado Adolfo Lorente. 

El mismo que ahora lo ha embarcado en este proyecto por el que durante una semana ha estado ofreciendo formación y asesoramiento a profesores, inspectores y directivos de centros educativos saharauis. Se llama proyecto Madrasa, que, además de todas estas iniciativas, también permite traer niños y niñas seharauis a España para que cursen aquí sus estudios. 

El proyecto Madrasa tiene un ámbito nacional. Pero, en Aragón, se unen a esta iniciativa otras entidades, como la Cátedra de Cooperación al Desarrollo de la Universidad de Zaragoza, la Faculta de Educación y la Asociación Estudios en Paz, junto a la colaboración económica de la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ). 

Solidaridad 

“La realidad que tienen estos campos de refugiados es muy diferente de la nuestra”, afirma Torralba. 

Así, les hemos enseñado “a seguir una metodología efectiva, que motive a los chicos, que evite el absentismo escolar. Para ello, les hemos dado diferentes herramientas para que puedan trabajar en el ámbito educativo de manera innovadora, ya que ellos, tienen unos métodos muy tradicionales”, afirma el maestro. 

Igualmente, “a directores y directoras les hemos dado las pautas para la gestión de los centros y la organización de sus grupos de trabajo”, remarca Jesús Torralba. 

Una experiencia “muy positiva que volvería a repetir, aunque físicamente ha sido dura”, reconoce. 

Durante la vida profesional “vas acumulando experiencia y creo que es importante transmitirla y no desaprovecharla”, dice Torralba. 

Un poso que ha quedado en el colegio en el que siempre estuvo trabajando este profesor -postgrado en Educación Física y licenciado en Historia General y Geografía-, donde se siguen haciendo campañas solidarias destinadas a mejoras las instalaciones y las condiciones de vida de los pequeños que viven en campos de refugiados. Porque “allí solo viven de la ayuda internacional, y gracias a estas campañas hemos conseguido mejorar muchas cosas allí. Por eso, cuando me propusieron participar en este viaje, no lo dudé”, apunta Jesús Torralba. 

“Fue un choque de realidad. Al llegar ves las grandes diferencias entre el mundo occidental y los refugiados, y eso que son gente que se ha ido organizando y mejorando, dentro de sus posibilidades, sus condiciones de vida”, explica el maestro. Eso hace reflexionar “y ver lo afortunados que somos y lo ‘ricos’ que somos en cuanto a estado de bienestar y recursos y de lo injustamente que nos quejamos”, indica. 

Jesús seguirá ahora colaborando con los compañeros que van a los campos de refugiados con periodicidad. “Ellos siguen reclamando nuestro apoyo. Si queremos un mundo mejor, hay que colaborar con los más débiles”, concluye Jesús Torralba.