El pescado es un alimento sano que proporciona proteínas de alta calidad y carece de las peligrosas grasas saturadas de la carne. No obstante, en ocasiones la población no es consciente de la necesidad de proteger al océano de la sobreexplotación. Hay opciones para consumir pescado sin mermar la sostenibilidad de los mares de cara al futuro.
Ciclo vital breve
Hay que evitar las especies más grandes y longevas, que acumulan mayor cantidad de metales pesados, y elegir las de ciclo vital breve, más resistentes al colapso y que se pescan con artes sostenibles. No se deben consumir las que se hallen en peligro de extinción. El atún rojo es un ejemplo. Su consumo es desaconsejado por su lento crecimiento, que lo convierte en una especie muy vulnerable a la sobreexplotación. Las granjas de engorde no son sostenibles: se necesitan hasta 25 kilos de otros peces para alimentar un atún rojo. El bacalao nórdico, el pez espada y el salmón de piscifactoría son otras especies a descartar.
"El atún rojo es una especie desaconsejada por su alta vulnerabilidad a la sobrexplotación"
Lo mejor es decantarse por pescado local (pescado en nuestros mares) y de estación, que no se encuentre en fase reproductiva. Consumir las especies más cercanas a nuestra geografía evita el transporte por miles de kilómetros, algo totalmente antiecológico e innecesario.
