Opinión

Un nuevo sistema monetario, para un nuevo mundo

Entre los principales economistas que no confían en la moneda fiduciaria siempre había estado más o menos claro que una vuelta al patrón oro y la suspensión de la reserva fraccionaria sería la mejor manera de eliminar los engranajes que la Banca Central moderna tiene para influir en la economía.

El mundo informatizado del siglo XXI ha eliminado por completo las pegas relativas a la confianza que tendría esta vuelta a un mundo monetario con garantías y en el que ''el precio del dinero'' sería constante. Ahora bien, este nuevo sistema no necesita si quiera de oro y garantiza la transparencia total de las cuantías, depósitos, y transacciones gracias a la ya conocida Blockchain, un sistema en el que todos los individuos que lo componen ejercen a su vez de base de datos pública no relacional que conteniendo un histórico irrefutable de información, en pocas palabras, la trampa, a diferencia de con el oro, no es posible, ya que todo el mundo sabe lo que tiene todo el mundo.

El reto principal de este nuevo modelo de moneda, libre del control de políticos manirrotos y banqueros codiciosos muestra varias pegas de partida, como la dificultad para ejercer pagos directos mediante su uso, la eliminación completa del dinero en efectivo y las dificultades para ejercer un control sobre actividades ilegales, Pero la buena noticia es que la facilidad de pago es fácilmente resoluble y los otros son peajes aceptables con tal de salir de un sistema caduco desde su origen.