Opinión

Vacunas republicanas

En contra de lo que algunos pretenden proclamar para desviar la atención e imponer su dogmática siniestra, sobre todo los que se llenan la boca con su “alta moralidad” de hipócritas de izquierda a raíz de la vacunación fuera de España (recordemos, un país donde la vacunación no es obligatoria, y donde no está prohibido, como es lógico, vacunarse ni dentro ni fuera) de las hijas de Juan Carlos I para poder visitar al viejo Rey con seguridad en su retiro forzado en Emiratos, la monarquía parlamentaria tiene una función que no tiene nada que ver con "la ejemplaridad" moral que se le demanda desde el golpismo populista, noción esa que es relativa a la moral de cada uno. 

La “ejemplaridad” de la monarquía, en cuanto Jefatura del Estado Constitucional llamado Reino de España, es política, y tiene que ver con su función constitucional, que es la muy importante de estar por encima del debate político partidario y sectario y representar al conjunto institucional del Estado. 

Y esto, que lo ha hecho Felipe VI perfectamente, como vimos el 3 de Octubre de 2017 tras el golpe fascista del nacionalismo catalán, y el anterior el 23 F 1981 y después es lo que nunca podremos esperar de un presidente elegido en un contexto partidario, como los muy indignos “presidentes” sectarios actuales del gobierno español o de la generalidad catalana y como muchos sabemos perfectamente que no ocurriría porque lo hemos visto con nuestros propios ojos tras la experiencia de un gobierno obtenido en negro (el de Rajoy), un gobierno golpista (el de Mas, Puigdemont, Torra, Aragonés) y el actual Gobierno de Espanya de Sánchez, obtenido con engaño manifiesto a los votantes y, por tanto, producto de un Parlamento tan ilegítimo al menos como fue el que eligió (y defenestró) a Rajoy. Y esto es lo que odian los ególatras golpistas en este país “elegidos democráticamente” por “el pueblo” al que se engaña o manipula: que la soberanía española, la de todos los españoles constituida en Monarquía Constitucional, esté por encima de su vileza (cierta o potencial). 

La Monarquía Constitucional de 1978 define precisamente un estado democrático y no partidista ni sectario, un estado de todos, que respeta las tradiciones políticas del país, las adapta y las proyecta en el futuro. Simboliza y expresa precisamente todo lo contrario de los que pretenden estados supremacistas como los nazionalistas de la ficción “euskalberri” o catalana o los comunistas, estados confesionales, inexistente y fantásticos, totalitarios, racistas o talibanes. Así que lo que vemos cada día es una campaña sistemática contra una monarquía que está siendo fiscalizada por todo y continuamente desde el presunto “mundo perfecto” y falaz republicano y golpista porque lo que se pretende en realidad es la deslegitimación de la Constitución surgida de la Revolución Democrática Española de 1975/1978 , legitimidad que fue otorgada por la inmensa mayoría de los ciudadanos en un referéndum constitucional modélico y que, desde luego, no tiene nada de “franquista” como lleva repitiendo el golpismo republicano comunista y terrorista desde su misma proclamación tras el referéndum, hace 40 años. Como modélicas institucionalmente han sido todas las prácticas democráticas posteriores (y aquí no incluimos, como es lógico, la verdadera burla a las urnas y a la democracia que se cometió el 1 de Octubre de 2017 en Cataluña por el fascismo catalán). 

 Pero, a día de hoy, ya no son solo la extrema izquierda comunista y los racistas nacionalistas, es decir, el terrorismo político y los “recoge nueces” que pretenden hacernos “olvidar” desde el Partido Socialista con su apisonadora los que están detrás de la RUPTURA DE LA CONVIVENCIA por su fanatismo ideológico totalitario. Hoy a estos verdaderos fascistas “de izquierda” o de la ficción nazi onanista localista se ha unido un Partido Socialista Obrero Español que tiene que volver a sus antiguos demonios históricos (república, federalismo, ambos impostados y contrarios a la verdadera innovación que supuso la Constitución y el posterior desarrollo del Estado de las Autonomías, que es una respuesta política genuina a la diversidad española) como resultado de su clamorosa indigencia intelectual dado que este partido ha sido incapaz de desarrollar ningún tipo de pensamiento político democrático innovador y pretende por tanto volver a habitar intelectualmente el hogar obsoleto de sus fracasos del Siglo XIX, los mismos de toda la izquierda, que es cuando las ideologías impostadas y exteriores al desarrollo político autónomo español se quisieron imponer en el país tras la Invasión de España por los “liberales” franceses de Napoleón, acontecimiento que supuso la destrucción de aquella España por los abuelos de Chávez y Maduro y sus aliados locales (y sus contrarios). 

Como sabemos en la Sociedad Inteligente, los “ismos” del Siglo XIX, (liberalismo, socialismo, nacionalismo, comunismo, anarquismo, fascismo) significan ideologías impostadas en España, que no han sido desarrolladas por la necesidad política española desde sus propias instituciones, como pudo y debió haber sido, sino exactamente eso, impuestas a nuestra sociedad tras el “shock externo” sufrido en 1808 y del que empezamos a salir en 1978. Situación, que es la de 1931 en sus sueños (nuestras pesadillas), a la que el golpismo republicano hijo de esa desgracia de hace doscientos años nos quiere retrotraer porque son incapaces de mirar hacia adelante. Son patéticos ¿verdad?