Hacer balance de unas elecciones en las que eres claro perdedor, no es tarea fácil, y menos a tan pocas horas de conocer nuestros pésimos resultados. Lo primero que se me ocurre es que han sido un tanto extrañas. A nosotros el varapalo lo justifican en que hemos estado demasiado cerca de UPN, al voto útil... Bueno Vale. ¿Y a IU? ¿Cómo se entiende que el PSN pase a ser la tercera fuerza de Navarra? ¿No era el ayuntamiento de Tudela un caos con UPN? Respuesta: Más votos que en 2003. ¿No estaba la oposición en el sillón desde hacía dos años? Respuesta: PSN dos concejales más pero a costa de dejar a IU en cero. En resumen, conclusiones confusas.
A mí, en todo caso si me parece, que cada vez más, esto es o blanco o negro. PP-PSOE por un lado, y el voto nacionalista unido y por su cuenta. Este voto es curiosísimo. Ha abandonado toda ideología, toda reivindicación intrínseca, y cual caballo de Troya se presenta inofensivo y dispuesto para dar cabida a cualquiera que les permita llegar al poder. Relativismo absoluto. Cualquier medio para llegar a un fin. Y los nacionalismos si algo tienen, es un fin.
Algunos que asumimos que nuestro papel en la política es secundario, echamos en falta algo más de masa crítica. Entendemos que la información básica que llega es PP-PSOE, por un lado, y Nacionalismo, ETA, ANV por otro. Pero debería haber gente suficiente como para que opciones como CDN e IU, tuvieran voz, mínima pero voz. Que la pluralidad sea una realidad.
También nosotros tendremos que pensar por qué no estamos. Si nos falla nuestra comunicación, por qué no llegamos a una inmensa minoría. A mi no me gusta una sociedad tan cómoda y tan pusilánime, que responde como autómata y temerosa a mensajes básicos sin analizarlos ni desmenuzarlos para ver cuánto tienen de ciertos. Está más expuesta a los verdaderos peligros, y puede incluso no verlos. Por eso estoy en política y por eso seguiré estando.
