El plan anunciado por España y Francia para intensificar la lucha contra ETA es una buena noticia y un paso adelante, como lo es toda cooperación, consenso y acuerdo que, entre demócratas y, en este caso, entre dos países a los que les une la defensa de las libertades frente a la sinrazón de los violentos, surge con el objetivo de derrotar al terrorismo. Sí, la cuestión es esa: derrotar a ETA, una expresión que ahora cobra fuerza en el discurso político pero que algunos la han tenido olvidada durante tiempo, ocupados en otras cosas.
Habrá ciudadanos que aplaudan el acuerdo entre las autoridades francesas y españolas pero que, al mismo tiempo y paradójicamente, se pregunten por qué es tan difícil el acuerdo y la unidad entre los dos principales partidos políticos españoles. Incluso que reclamen un pacto. A esos ciudadanos yo les digo que el pacto es posible, como lo fue el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, cuya aplicación posibilitó, junto con la Ley de Partidos y otras medidas legales, la unión de los demócratas y el debilitamiento de ETA. Debemos recuperar el espíritu y los principios de aquel acuerdo.
¿Tenemos claro que la convivencia democrática en libertad no tiene un precio político? ¿Consideramos que la eficacia de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, el rigor y aplicación de las Leyes contra quienes utilizan la violencia y la cooperación internacional, policial y judicial son fundamentales para la derrota definitiva del terrorismo? Si es así, estamos de acuerdo con los principios que inspiraron el citado Pacto. Simplemente hace falta compromiso sincero por la unidad y pasar de las palabras a los hechos.
Si el camino es éste, la derrota de ETA, el Gobierno de España, esté quien esté al frente del mismo, siempre tendrá el apoyo y la lealtad de UPN. En la lucha contra ETA nosotros estamos y estaremos donde hemos estado siempre, es decir, al lado de la libertad, de la democracia, de la unidad de los grandes partidos y, como no podía ser de otra forma, de las víctimas del terrorismo.
