La gente más joven lo puede ignorar, pero los miembros de la generación nacidos en los sesenta esperábamos oportunidades de todos los sitios y lugares posibles para que todo cambiara, nosotros los europeístas soñábamos con la unidad (C. E. E.) porque no estaban nada bien las cosas y nos faltaba algo, los de izquierdas por una supuesta revolución social que nunca llegó. Portugal se había rendido a nuestra amada Europa un año antes de la muerte de nuestro dictador. Pero no fue como nosotros queríamos, el cambio lo hizo el pueblo con sus pros y contras. Manifestaciones, atentados, bombas, y golpes de estado fallidos.
Sólo había varias opciones a finales de los setenta, estudiar, trabajar y drogas y política todo mezclado.
Mi reflexión es que si en casi tres mil años de civilizaciones y guerras fratricidas entre hermanos europeos, nos ha llevado a un bienestar social, ¿cómo puede venir gente de otras naciones que no lleva ni la mitad de tiempo que Europa en el tema de revoluciones sociales a querer imponer la cultura de sus países al viejo continente?
Unos lo llaman globalización, otros solidaridad, muchos pobreza. Me gustaría comentar a todos estos “que en estos milenios hemos tenido que bajar del caballo a muchos caciques” y lo mismo pueden hacer latinoamericanos y africanos. Todo empieza por la educación, y si no se tiene es difícil que de adulto, entre nadie en razón.
