Opinión

Memoria colectiva

Aún no conociendo su definición exacta, cuando leí el concepto memoria colectiva, me vi plenamente identificada con él.

Primeramente intuí la existencia de una relación clara con el pasado, con la historia pasada, pero no de una manera independiente, sino en sintonía con el momento presente. Vi, por lo tanto, un puente de unión entre hechos pasados y realidad presente.

Después comprobé que dicho concepto abarcaba o debería abarcar hitos históricos, aunque también a la cultura, entendiéndose ésta tanto desde su ámbito más general y popular, como en cuanto a costumbres y experiencias personales se refiere. Así percibí la importancia de esa memoria, de su fragilidad y vulnerabilidad, de su valor actual por ser resultado de una evolución histórica y cultural, de su necesidad por ser protegida, de su carácter aglutinador y definitorio.

La memoria colectiva, que duda cabe, puede ser plasmada en papel o transmitida oralmente; puede ser homenajeada a través del arte más vanguardista o guardada celosamente en algún museo. Según sea el tratamiento que se le dé, nunca podrá desligarse de sus protagonistas, de aquellos que la forjaron; ni de los hombres y mujeres del presente, por su cualidad a la hora de definirles, diferenciarles e identificarles, cultural y socialmente.

Por último, llegué a la conclusión de que nosotros, poseedores de esa memoria, no somos agentes pasivos ante la misma, sino que sobre nosotros mismos recae la responsabilidad de mantenerla viva y limpia de malas interpretaciones para transmitirlas así a las generaciones venideras.

Recientemente leí en un libro de sociología un pequeño apartado en el que se hacía referencia a la memoria colectiva y cuál fue mi sorpresa al descubrir que algunas definiciones relacionadas con ella no coincidían con mi forma de entender dicho concepto. Simplificadora, deformadora, capaz de mistificar el pasado, cargado de un simbolismo afectivo y subjetivo bastante importante...

Desde mi humilde opinión no consideré que nuestra memoria colectiva fuera simplificadora, ni deformadora, ni que esté precisamente sujeta a un sentimiento de pertenencia que nos aúna a la gran mayoría de nosotros. Si aquella pudiera resultar escasa en datos históricos no será por ser simplificadora si no por la falta de documentos, por la destrucción de restos arqueológicos de interés y por la apatía política en cuanto a lo que aquella representa para el pueblo vasco.