Opinión

Las gasolineras del TAV

Según los datos de la propia Red Eléctrica Española, a 31 de diciembre de

2008 la potencia total instalada en el Sistema Eléctrico Peninsular era de

89.944 MW,(un 5% mayor que en 2007) y el máximo de demanda de potencia

durante 2008 fue el día 15 de diciembre con 42.961 MW. Estos datos

demuestran algo que es de sobra conocido hace muchos años: hay suficiente

potencia instalada en todo el territorio estatal para producir muchísima

más de la energía eléctrica que se demanda. Así, con la potencia actual

instalada se podría atender prácticamente el doble de los picos máximos de

demanda de energía eléctrica que se producen en los días de mayor consumo,

que antes tenían lugar sólo en invierno pero que cada vez más se vienen

dando también en verano.

Desde la segunda mitad de la década de los 90 del siglo pasado a raíz de

la “liberalización” del sector energético llevada a cabo por el Gobierno

español del criminal de guerra Sr. Aznar, se ha entrado en una loca

carrera por la producción especulativa de las multinacionales eléctricas,

buscando con ella incrementar de manera incontrolada el consumo eléctrico

aumentando así exponencialmente sus beneficios económicos, olvidándose

por completo de aplicar políticas dirigidas a su buen uso, planificación

democrática, regulación, recorte de consumo y ahorro energético. Los años

de Gobierno de Rodríguez Zapatero no han invertido ese modelo neoliberal.

Ello explica en buena medida la proliferación de Centrales Térmicas de

Ciclo Combinado (CTCC), en especial en el Valle del Ebro. No es casual que

a los 800 MW de potencia instalados en Arrúbal (La Rioja) más otros 400 MW

que se quieren hacer próximamente, los 1.200 MW de las Centrales ilegales

de Castejón (Navarra), más los 1.200 MW que quieren instalar en Lantarón

(Alava) y la previsión de otros 800 MW en Miranda de Ebro (Burgos), hacen

de la zona media del Valle del Río Ebro el territorio con mayor número de

este tipo de instalaciones eléctrica no sólo del Estado español, también

de Europa y probablemente del mundo.

Hay varios factores que hacen de esta zona en concreto un lugar perfecto

para las multinacionales eléctricas. El agua junto con el gas son las

materias primas fundamentales para el funcionamiento de las CTCC, de tal

modo que el Ebro se convierte en un apetecible tesoro gracias a que su

caudal les permite disponer de las enormes cantidades de agua que

necesitan para refrigerar esas centrales y el gaseoducto que une el

Mediterráneo y el Cantábrico y que discurre prácticamente en paralelo al

río, les garantiza el suministro del combustible imprescindible para

producir electricidad. Son las piezas que encajan en un espacio ya de por

sí degradado y contaminado.

Pero hay más y en el caso que nos ocupa estas Centrales Térmicas se

convierten en las “gasolineras del tren de alta velocidad (TAV)”. No se

construyen exclusivamente dichas térmicas para el TAV, pero sí son las

garantes junto con las centrales nucleares, del suministro de energía que

necesita un TAV, dado sus altísimos consumos (hasta ocho veces más que el

consumo de energía eléctrica de un tren convencional). Esto hace que todas

estas térmicas sean las suministradoras principales y estables de

electricidad tanto a la línea TAV que une Barcelona con Madrid, pasando

por Zaragoza, como a los proyectos para la construcción de la llamada “Y”

vasca y el corredor navarro del TAV, y el tramo Castejón-Logroño de la que

pretende que sea la red de líneas de alta velocidad ferroviaria más

extensa del mundo.