Opinión

La voz de aquellos corderos

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Dirigido a cualquier componente de cualquier sindicato convocante de la huelga del día 29/09/2010; Haré huelga a los convocantes de esta huelga.



Cuando fueron a por los eventuales, yo me quedé tranquilo: Como yo no era eventual… Cuando vinieron a por mí, ya era demasiado tarde.



Hace ahora apenas algo más de un año que presencié, con tristeza y rabia no siempre contenidas, cómo, disfrazada de atractiva señorita, acudía a nuestra nave la temida guadaña. Los compañeros, uno tras otro, iban cayendo al vencer sus contratos ante la mirada, entre conmovida y asustada del pequeño Comité. La tercera parte éramos eventuales, algunos con una antigüedad de años. También la guadaña acudió a mí.



La empresa no se podía permitir el lujo de que apareciera en prensa que despedía, pero sí que no renovaba contratos temporales, como medida preventiva ante la crisis. El pequeño Comité podía aguantar que nos echaran a la calle, pero no que se tocara la situación de los indefinidos. Por eso, cuando la empresa pretendió buscarles las cosquillas, se movilizaron, aparecieron en prensa y convocaron paros y huelgas.



Lo que no habían hecho por los eventuales, sí que lo iban a hacer por sus contratos indefinidos. Entonces había motivo para rasgarse las vestiduras. Hasta ese momento, no.



Yo era eventual, no tenía derechos sindicales. El pequeño Comité, al que no pude elegir, junto con el resto, únicamente adoptaron medidas de presión cuando se sintieron amenazados respecto de su status.



Parte del Comité pertenecía a las filas de un sindicato convocante, junto con vosotros, de la huelga del día 29. Y ahora me entregas un panfleto en el que me explicas las razones de esta huelga... De momento, esbozaré una sonrisa. Después, si quieres, me lo explicas de verdad. Tengo mucho tiempo. Recuerda que estoy en el paro, aunque necesito trabajar. Pueden llamarme, a la Redacción, tiene mi número de móvil. Espero tu llamada y agradezco tu atención, si es que hasta aquí has leído. Queda tanta labor que hacer…



No obstante, saldré a la calle tal día. Al fin y al cabo, no habrá nómina que menguar.



Un recuerdo entrañable para aquellos compañeros indefensos que sintieron el filo de la guadaña. La misma que ondea en uno de vuestros símbolos.