Opinión

La iluminación y la Navidad

Desde hace días

se comenta por Tudela cómo puede ser que este año el Muy Ilustre no haya sido capaz de encontrar una empresa que por esos 10.000€ de la partida correspondiente no haya gestionado la iluminación navideña por las calles de la ciudad,

y la polémica ha quedado servida,

si bien el problema no es sólo ése.



Por un lado, que el Ayuntamiento deje pasar las fechas sin buscar alternativa es imperdonable, por irresponsable. Pero por otro, también lo es la injusticia de que sean unas calles y no otras, como apuntan los comerciantes, las que disfruten de ese "ambiente navideño", si bien es cierto que si pensamos sólo en clave de centro, Casco Antiguo y Barrio de Lourdes, Tudela nunca llegará a nada -como por otro lado ya está pasando, por nuestro endémico ombligismo-.



Lo que sorprende es que nadie diga nada de la absoluta oscuridad que rodea sus calles durante la temprana noche otoñal, que hace que zonas céntricas como Muro, avenida de Santa Ana, Fernández Portolés o Díaz Bravo, por citar sólo unos claros ejemplos, parezcan vías espectrales incluso en horario comercial y laboral, mientras en algunos polígonos y

vías la luz se consume sin demasiada medida para "iluminar" a los conejos.



Es sabido que los modernos cánones medioambientalistas abogan por reducir a la mínima expresión la contaminación lumínica humana -por diversas y válidas razones-, pero no es lógico que algo puntual y hasta cuestionable como la Navidad ilumine nuestras inquietudes, mientras la noche nos rodea, demasiado, no sólo en fin de año.