Opinión

Cuidar más las calles

En la cultura mediterránea, las calles y plazas de una ciudad son el espacio público por excelencia, el lugar primigenio de la convivencia social. Nos gusta vivir en la calle porque disfrutamos al mismo tiempo del aire libre y del encuentro con la gente, y si además podemos jugar, comprar o comer, la satisfacción es completa. Paradójicamen-te, sin embargo, en nuestra tradición siempre ha habido mucha más preocupación por cuidar el espacio privado (nuestras casas o negocios) que el espacio común (las instalaciones públicas, la calle o la naturaleza). La cultura cívica nunca ha sido nuestro punto fuerte.

La llegada de la democracia, junto al desarrollo económico y cultural, nos está ayudando a descubrir, aunque con demasiada lentitud, la importancia de atender y cuidar lo que es de todos, la necesidad de una cultura urbana y cívica. Estamos empezando a caer en la cuenta, por ejemplo, de que el mal diseño de las calles y su escaso cuidado nos acaba perjudicando a todos, porque dificulta claramente la movilidad de peatones y coches, la calidad de vida, la actividad comercial, el potencial turístico, la sostenibilidad ambiental, etc.

¿Cómo están las calles de Tudela? Desde luego, van mejorando, pero demasiado lentamente. De hecho, la mayor parte de las quejas de los vecinos están relacionadas con el estado o la regulación del espacio público. En primer lugar, el tráfico y la movilidad, considerado unánimemente por los ciudadanos como el mayor problema de la ciudad. Y, sin embargo, después de cuatro años, el gobierno municipal de UPN todavía no ha realizado un estudio serio sobre este tema ni le ha dado solución. ¿Cómo es posible? Ni siquiera se han puesto en marcha algunas de las medidas aprobadas en la misma comisión municipal de tráfico, con el agravante de los numerosos atropellos ocurridos.

Si nos fijamos en los presupuestos participativos del 2006, vemos que de las 11 propuestas seleccionadas, 4 de ellas tienen que ver con el estado de las calles: estudio de Tráfico, salida del Casco Viejo al Ebro, subida al Barrio de Lourdes y Arreglo de calles. En este momento sólo la última está parcialmente ejecutada.

La sensación generalizada es que nuestras calles están descuidadas y que no se afrontan en serio sus diversos problemas, cuya acumulación empieza a ser muy preocupante: pavimento en mal estado, mobiliario deteriorado, suciedad frecuente, pocos árboles, policía escasa, iluminación irregular, señalización insuficiente, bastantes barreras arquitectónicas, ruidos excesivos, dudosa calidad del aire, poca exigencia con las obras que afectan a las calles, etc.

La solución a esta dejadez, que tanto perjudica a Tudela, pasa por un cambio en la política municipal que, asumiendo la importancia del espacio público, introduzca nuevas y eficaces medidas que contribuyan a su solución. ¿Cuáles? Primero, crear en el área de urbanismo una concejalía específica dedicada al mantenimiento de la ciudad. Segundo, dotar de más presupuesto a este ámbito, para mejorar la calidad de la ciudad actual, en lugar de dedicar el grueso de las inversiones a los nuevos barrios perimetrales y a la Eco-city. Y tercero, partiendo de un diagnóstico de los problemas, establecer objetivos e indicadores que permitan planificar y evaluar sus correspondientes soluciones, entre las que deben incluirse campañas de formación cívica.

Para todo ello debe contarse con la ciudadanía, dueña de la ciudad, pues sólo con su participación podremos asegurar que las calles y plazas de Tudela respondan a sus intereses y deseos. Lo que nos permitirá sentirnos más a gusto y disfrutarlas mejor.

Manuel Campillo

(Se admiten sugerencias

en www.proyectotudela.net)