Opinión

El patético, no es Bosé

Jordi Évole, ese acreditado "periodista", juez y parte de la ridiculización del que piensa "diferente".

El patético no es Miguel Bosé cuando pretende cuestionar las medidas que se están adoptando para sobrellevar el problema este del Covid. El que no está a la altura es Jordi Évole, que hace caja con el ridículo de este personaje pasado de todo en la innecesariamente estirada entrevista que le hizo en televisión. Este 'progre' al uso, precocinador de lo que se quiere oír -y vender-, no aborda de forma directa y clara una visión valiente, diferente y crítica del discurso oficial y colectivo de todo el retorcido devenir que está suponiendo la pandemia esta que padecemos, agravada por cambios de rumbo y de criterio sin coherencia ni rigor fundado alguno.

Évole cae en el absurdo colectivo en el que cualquiera que cuestiona las medidas o matiza la surrealista gestión de nuestro día a día, es tachado de "negacionista", "tierraplanista", seguidor de ovnis y otras bagatelas, además de, como poco, insolidario, malsano, imprudente y mal ciudadano. Esta vez, barre para la banca, de la mano de un bingo ofrecido por un personaje más que histriónico que poco o nada puede aportar al conjunto de la sociedad en esta materia, pero esa es la visión que se quiere dar desde el poder y sus medios de todo aquel que quiera poner un poco de espíritu crítico a todas las medidas que nos están convirtiendo en prisioneros de su realidad y esclavos de sus objetivos.

Es triste que este joven informador recurra al esperpento de un personaje, -interesante en otros aspectos, pero que ya tiene bastante consigo mismo-, en lugar de aprovechar su popularidad y tirón para dar voz a los muchos entendidos y expertos versados que no comparten las mediocres medidas que están tomando los políticos para gestionar todo esto, y cuya voz uno debe buscar en internet y las redes, haciendo un trabajo ímprobo de limpieza y filtro de toda la basura e intereses ocultos que nos rodean. ¡Pero hay ciencia, pensamiento, saber y criterio, más allá de las notas de prensa, las declaraciones y el Boletín Oficial! ¡Otra cosa es que no interese que se conozcan!

A esa gente que uno debe buscar con discreción, nadie le da voz, porque aquí, como en Corea del Norte, el discurso sólo puede ser uno: el que nos dicta el No-Do de los Telediarios y el que conduce esa política profesionalizada que no sabe de absolutamente nada que no sea salvarse a sí misma y ganar prebendas.

El problema de los contagios no está en la hostelería, y van a conseguir destrozar el sector. El problema no está en los niños, pero los confinan estúpidamente en casa rompiendo así su ritmo académico y escolar... El problema no está en muchas otras cosas incoherentes que estamos padeciendo callados como borregos, y el Évole este, que sirve muy bien a su amo montado en la cresta de la ola mientras le dure la (cuenta) corriente, decepciona completamente al televidente que espera reflexiones e ideas interesantes y respetuosas más allá del discurso oficial, pero claro, de todo eso, no podemos hablar, ni opinar.