Opinión

Tres veces mayor que la de Caparroso

La existencia de una macroexplotación ganadera industrial de vacuno de leche en Caparroso, actualmente autorizada para 7.000 vacas, es conocida por la ciudadanía navarra y también lo son, queremos creer, sus presuntas malas prácticas ambientales, que han hecho a la empresa acreedora de varios de los expedientes sancionadores entre los diecinueve con que cuenta hasta la fecha, así como de una denuncia por presunto delito ambiental que ha sido admitida a trámite por la Fiscalía de Medio Ambiente y está siendo investigada. 

Lo que quizás se conozca menos son las características de la explotación de 23.500 vacas lecheras que la misma empresa proyecta construir en Noviercas (Soria). Además de la vaquería, el proyecto incluye una planta de biodigestión -también la hay en Caparroso- donde de la fermentación de los purines se obtiene metano que se emplearía para producir electricidad, pero… ¿qué se hará con el millón y medio diario de litros de digestatos, más de media piscina olímpica, que se obtienen como residuo de la biodigestión? Ante la alarma creada por la idea de que podrían ser vertidos en las tierras adyacentes situadas sobre un carst que es una roca caliza fracturada y horadada como un queso gruyère por el que circularían sin obstáculo hasta contaminar irreversiblemente el acuífero del que se pretende captar el agua, la empresa anuncia la construcción de una depuradora. Contactados expertos de probada solvencia en tratamiento de purines, evidencian con incontestable rigor que no existe tecnología posible que aplicada a esa cantidad colosal de digestatos garantice la obtención de agua con parámetros apropiados para dedicarla a riego que es lo que afirma la empresa. De ello se deduce que la depuradora será un trampantojo más, una inversión vacía sin viabilidad financiera ni energética y que los digestatos, para hacerlo con las debidas garantías, habrían de verterse en una superficie de entre 15.000 y 20.000 hectáreas. La capacidad de contaminación de esa ingente cantidad de fluidos sería la equivalente a la generada por 350.000 cerdos o una ciudad de 800.000 habitantes -como Valencia- que, indefectiblemente, convertirían el agua prístina de un acuífero jurásico que se extiende desde la cabecera del río Araviana a la del río Aranda, en una masa de agua cargada de nitratos y otros contaminantes, inutilizable durante siglos. Eso supondría hipotecar para siempre el desarrollo de la zona y las posibilidades de vida de los habitantes y sus descendientes.

En estos momentos está por salir el nuevo Plan Hidrológico de la cuenca del Duero para el periodo 22-27 en cuyo borrador no se contemplaba reserva de agua para el proyecto de la macrovaquería. Esperemos que, a pesar de las presiones recibidas, la Confederación Hidrográfica del Duero se mantenga firme en su decisión aplicando con responsabilidad el principio de precaución y preservando un valioso acuífero que podrá satisfacer las necesidades presentes y futuras de abastecimiento y desarrollo de un territorio ya bastante castigado por la despoblación y el abandono, más en un contexto de cambio climático y de sequías cada vez más pertinaces y preocupantes.

Además, está en proceso de redacción definitiva el Real Decreto que limita a 850 unidades de ganado mayor por explotación (850 vacas o 2.125 terneras). Como ha publicado COAG, la primera organización profesional agraria de ámbito estatal, es un número muy superior al deseable pero, incluso si lo diéramos por bueno, no supondría el cerrojazo definitivo a la macrovaquería de Noviercas ya que con una lectura detallada se advierte de que la Disposición Transitoria Primera (DTP), tal y como está redactada actualmente, permitiría su viabilidad porque no contempla la retroactividad para los proyectos presentados con anterioridad a su entrada en vigor. 

Sería una grave incoherencia autorizar una macroexplotación como esta, treinta veces mayor que el tamaño máximo permitido por el nuevo Real Decreto. Además de que supondría un efecto llamada a la presentación de proyectos de grandes dimensiones, quizá muy superiores a la permitida, aprovechando este atajo legal.

Este modelo intensivo de macroexplotaciones ganaderas industriales es clara y objetivamente insostenible y contraviene a todas luces la normativa europea del 'Pacto Verde' y la estrategia 'De la granja a la mesa'. Desde Hacendera defendemos el modelo que aboga por la ganadería extensiva que garantiza una alimentación de calidad, un modelo arraigado al territorio que fija población y empleo en el medio rural y que cuida y protege la salud animal y humana, el entorno natural y el paisaje.

Asociación Hacendera de Soria