Opinión

Las tareas que nos quedan para los nuevos tiempos

La pandemia de Covid ha tensionado las costuras de nuestra sociedad y del sistema sanitario en una forma que nunca antes habíamos conocido. Algunos puntos han saltado y eso ha tenido dramáticas consecuencias. Tal vez eran el revulsivo necesario para crear la conciencia social suficiente para recuperar ideas, muchas veces repetidas, que ahora parecen proféticas si repasamos las capacidades de respuesta social a los problemas generados por la pandemia.

Sin hacer un exhaustivo relato de los puntos débiles de nuestra sociedad a la hora de responder, algunos aspectos destacan: la capacidad del sistema sanitario era limitada, no había planificación de un posible problema como este, y algunos servicios han tenido que hacer frente a la situación mediante la improvisación, el ingente esfuerzo personal y colectivo de sus profesionales, sin referencias claras sobre cómo actuar, asumiendo grandes riesgos por la falta de apoyos en aspectos como valoraciones de riesgos laborales, pruebas, o equipos de protección individuales. Este gran esfuerzo demuestra la calidad humana y el grado de compromiso profesional con la salud de las personas residentes en Navarra y ninguna nueva propuesta de acción debiera plantearse sin contar con el conjunto magnífico de profesionales de nuestro sistema público de salud.

En Navarra, la Atención Primaria ha padecido una importante falta de medios en plantillas, equipos de protección personal, pruebas diagnósticas e infraestructuras y esto ha derivado en un encomiable sobreesfuerzo por parte del personal y al mismo tiempo un notable sufrimiento. Se necesitan urgentemente mayores dotaciones orientadas a la promoción y prevención de salud.

La crisis del COVID-19 ha permitido evidenciar fortalezas y debilidades latentes u ocultas dentro de los hospitales. Se han puesto en evidencia carencias en la gestión de determinados puestos de trabajo, y al tiempo se ha demostrado la mayor capacidad de respuesta de los grupos y entornos con un funcionamiento más participativo. La combinación de gestión facilitadora con inteligencia colectiva ha sido la fórmula de mayor éxito en la crisis. Ha sido evidente la falta de una gestión integrada de los recursos más allá de los equipos intrahospitalarios, y no se han conocido bien ni se han gestionado adecuadamente las colaboraciones entre Salud Pública, servicios, hospitales, atención primaria-hospitalaria, y ha quedado más patente la necesaria integración de Atención Primaria con centros sociosanitarios.

Las situaciones difíciles vividas por gran número de personas han desembocado en un importante incremento del número de problemas de Salud Mental. Problemas como ansiedad, duelos, dificultades de adaptación u otros, cuya incidencia ha aumentado, ponen en evidencia las limitaciones de la capacidad de respuesta ante los mismos del sistema sanitario. Se quedan en espacios intermedios entre Atención Primaria y Salud Mental, y en la práctica se atienden con gran variabilidad de criterios entre profesionales. Esto evidencia la escasa orientación comunitaria y las dificultades de coordinación entre Atención Primaria y Salud Mental, que es preciso resolver para atender adecuadamente las necesidades sentidas por la población, añadiendo a los retos de gestión la dotación de apoyo psicológico suficiente para la atención primaria.

Durante la parte más complicada de la crisis, estimamos que ha habido lagunas en la comunicación tanto por parte del Departamento de Salud como por parte de los medios de comunicación. Más que ofrecer o solicitar datos sobre casos, defunciones etc. pensamos que la situación requiere un enfoque comprensivo que permita la reflexión e interiorización basados en mensajes que permitan comprender las situaciones y aporten elementos para actuar en su cotidianeidad. En síntesis, dirigidos al autocuidado y cuidado de “los otros”.

Igualmente es relevante la necesidad de utilizar estrategias de comunicación adaptadas a personas y grupos con diferentes formas y posibilidades de acceso a la información, y que permitan aumentar el control de la totalidad de personas sobre su salud, fortalecer la cohesión social, solidaridad y responsabilidad colectiva.

Por último, como se ha puesto en evidencia por distintos medios y personas, hemos constatado la insuficiente capacidad de nuestra industria para proveer de materiales imprescindibles como equipos de protección individual, test, geles, etc. enseñando las debilidades de este modelo de economía globalizada que permite el paso de los capitales pero que no se preocupa de las personas. En este contexto, definido por un marco legal que permite las privatizaciones de servicios desde 1997, hemos visto a personas o empresas que se aprovechan de estas situaciones de precariedad (oportunidades les llaman) para enriquecerse vorazmente mediante el acaparamiento, la intermediación o la fijación de precios abusivos.

Desde ADSPN-OPEN y a partir de las carencias afloradas con la crisis y ya referenciadas, planteamos las siguientes propuestas:

  • El refuerzo en plantillas, presupuesto y orientación comunitaria de Atención Primaria, ya que esto se revela como la carencia más notoria. El ámbito hospitalario desvela la necesidad de mejoras en la gestión, abriendo la participación de sus profesionales y apoyando el trabajo en equipo y a los grupos más motivados e innovadores, así como la gestión integrada con Atención Primaria. Es necesario el trabajo colaborativo de los servicios de Salud Pública con el conjunto del Servicio Navarro de Salud/Osasunbidea.
  • La Salud Mental deja excesivos temas cotidianos en terreno de nadie y el refuerzo de los apoyos psicológico y la recuperación de la orientación comunitaria en relación con Atención Primaria son sus principales retos.
  • En el terreno compartido de lo sanitario con lo social, se precisa una mayor responsabilización desde la sanidad pública con las personas mayores, las personas dependientes, las que tienen problemas de salud mental, menores en situación de vulnerabilidad, y otros colectivos que han visto más precarizadas situaciones previas de exclusión.
  • El sistema sanitario debe reconocer la cobertura universal real y efectiva, reforzar dispositivos imprescindibles para responder a problemas como este y otros que contribuyen a aumentar las desigualdades en salud, y necesita concentrar sus esfuerzos en fortalecer al sistema de salud público con los recursos necesarios en Salud Pública y Laboral, Atención Primaria, trabajo sociosanitario o salud en todas las políticas para la promoción de salud.
  • Hace falta reforzar los sectores estratégicos de industria, suministros, excesivamente dependientes de terceros mediante el estudio de la viabilidad de la publificación de industrias de suministros esenciales y la garantía de su fabricación en nuestro entorno.

Después de los aplausos al personal sanitario, nos queda a la ciudadanía apoyar para conseguir que tengamos una verdadera Salud Pública que pueda dar respuestas adecuadas ante cualquier situación.

Carmen Fuertes y Lázaro Elizalde
Asociación para la Defensa de la Salud Pública de Navarra (ADSPN)