Opinión

Mi experiencia en el sector de la hostelería

Viktoria Stoeva, bar La Malkerida de Tudela
photo_camera Viktoria Stoeva, bar La Malkerida de Tudela

Mi nombre es Viktoria Stoeva y mi lugar de origen es Bulgaria. Actualmente regento el bar la Malkerida en Tudela. Mi intención a través de este escrito es contar como he llegado hasta aquí e intentar hacer un breve resumen de todas las circunstancias por las que tenido que pasar para poder llegar a día de hoy a ser, empresaria del sector de hostelería.

Como bien podréis imaginaros el camino no ha sido fácil y más aun siendo extranjera. Comenzar de cero con el estigma de ser inmigrante, diferente: sin papeles y recursos económicos, sin conocer el idioma, sin contactos. Partir de cero llegando a una tierra que te es totalmente desconocida y en donde y a falta de recursos uno debe empezar desde abajo, desde el fondo para buscar los medios necesarios para poder subsistir: comer, dormir, ser aceptado en unas condiciones mínimas, lo de dignas sería otro tipo de discusión a plantear.

Después de pasar por todo tipo de vicisitudes y trabajos cada cual pagado no en relación al esfuerzo realizado pues no habría dinero para hacerlo, sino a criterio del contratador y el criterio, salvo honrosas excepciones era pagar poco para ganar mucho. Decidí que mi sueño para poder realizar otros sueños era el de independizarme económicamente, (Citando a Virginia Woolf la extraordinaria escritora la cual sustentaba que sin independencia económica no hay libertad) para lograrlo decidí formarme a nivel académico. Empecé a estudiar en la UNED, hice cursos de formación en el área de la hostelería y otros ámbitos. Porqué sabía que sin formación, sin conocimientos, sería casi más que imposible el poder lograr los objetivos que me había planteado. Siendo una ignorante me sería si no imposible terriblemente duro y complicado abandonar los trabajos marginales y por ende mal pagados.

Después de unos años, un esfuerzo titánico, mucha formación, un trabajo de gigantes y una fuerza de voluntad a toda prueba y con la suerte y la certeza de lograr un equipo formado por  personas que creían en mí. Logré llegar hasta donde hoy me encuentro, eso sí, salvando mil y un obstáculos y penalidades: ser empresaria regentando un bar.

Esto sería la primera parte de un boceto de una historia con un recorrido largo, duro, lleno de penalidades pero también de satisfacciones hasta poder atender a una clientela maravillosa de cual me siento orgullosa en el bar que regento.

La segunda parte de la historia de la cual me ocupare ahora, intentará describir otro tipo de circunstancias que rodean al sector de la hostelería y que directa o indirectamente me afectan. Siempre fue mi intención el intentar dignificar un sector como el nombrado, el cual tiene muy mala prensa y de la cual todos los que pasan por él a nivel de empleados intenta lo antes posible escapar para poder colocarse en otros sectores en los que puedan mejorar sus condiciones salariales como de trabajo. De todos es sabido que una de las primeras pegas de nuestro sector es el número de horas al que nos vemos sometido: largas jornadas de trabajo incluidos fines de semana mientras el resto de la sociedad se encuentra disfrutando de su tiempo libre, etc.

Por ello y a través de mi experiencia en el sector, aparte de la nombrada primera dificultad, me he encontrado una segunda, la nula ayuda por parte de los poderes públicos al sector. Son cada más abusiva las cargas impositivas hacia el empresariado de la hostelería: impuestos fiscales, tributarios, etc. Creo que si por parte de las instituciones hubiera más apoyo hacia el empresariado del sector: ayudas económicas por la creación de empleo, ayudas fiscales, etc., contribuiríamos al enriquecimiento del país y las comunidades en las que estamos instalados creando empleo de calidad y generando una riqueza que no olvidemos y debido a las características de este país, el Turismo es uno de los sectores que más dinero ingresa al PIB (La magnitud macroeconómica que expresa el valor monetario de la producción de bienes y riqueza de un país). Al hilo de esta reflexión, los hosteleros tenemos graves problemas para formar plantillas fijas, estables, que puedan participar por ejemplo, en el proyecto que yo estoy inmersa: generar en el local un clima y ambiente en el cual los clientes se sientan satisfechos con el trato recibido, tanto en la calidad de sus productos como en la humanidad al ser presentados y recibidos por los clientes. Que se sientan como en su propia casa, en un lugar en el cual puedan disfrutar del lugar, de su ambiente de la calidad de sus productos, como asimismo, de la humanidad y profesionalidad de sus empleados.

Y para ello es necesario que haya estabilidad laboral, para que pueda generar confianza y fidelidad en el empleado. Todos sabemos que pare ello sólo hace falta generar un salario digno y unas condiciones de trabajo igualmente dignas. Y para ello hace falta la aportación de todos:

  1. Del empresario al contribuir con la parte económica, para que sea todo lo justa posible.
  2. Por parte de las autoridades públicas facilitando en lo posible y agilizando todo aquello que haga posible lo ya mencionado: invirtiendo en el sector para potenciar un área en expansión como es el Turismo en todas sus facetas, artístico, gastro-ocio, ayudas fiscales, etc.
  3. Formación continua que es indispensable para renovar un sector que continuamente evoluciona dada las características de una sociedad que asimismo cambia constantemente en hábitos, gustos y forma de vida.

Una formación a la cual deberán sumarse tanto los empleados como el empresario, para así de esa forma poder ofrecer a la sociedad y sus potenciales consumidores y clientes la mejor oferta y en las mejores condiciones, siempre renovada y aportando lo mejor en cada momento.

Y al hilo de todo esto y para acabar, me gustaría comentar las tres tipologías de personalidad en referencía a la gente que he contratado a lo largo de este tiempo:

  • Aquellos que tienen claro lo que desean para su futuro y dedican todo su esfuerzo en la educación y a formarse. Ello significa que su situación era temporal sabiéndolo ambas partes con lo cual facilitaba el clima laboral. Eran personas que se entregaban en el trabajo pues lo veían como un medio para sus fines y ello y su proyección de futuro y personalidad basada en incrementar su sed de conocimientos para buscarse un futuro mejor, les hacia maduros y responsables
  • Quienes por otro lado sin saber que desean en la vida, por falta de metas y madurez. Sin proyección personal y ningún afán de mejorar su status a travésde la formación en los estudios. Se  muestran apáticos, sin ilusión de entrar a formar parte de ningún proyecto profesional y su única aspiración es ir de trabajo en trabajo si son mejor remunerados económicamente, pero sin ningún tipo de implicación ni motivación.
  • Y aquellos que de la misma forma que me ocurrió a mí, por ser de otro país y haber venido aquí en busca de mejorar sus vidas, tanto en lo económico, como en lo cultural o educativo y encontrándose en inferioridad de condiciones como es lógico y ya lo hemos comentado antes. Intentan darlo todo, para de esa forma no sólo salir ellos mismos beneficiados sino también las personas que les han dado la oportunidad de poder realizar sus sueños.  Siempre cuándo el tarto sea digno ambas partes salen ganado, cuándo personas con este carácter y visión de la vida están trabajando sea donde sea.

Esta ha sido mí experiencia de momento en el sector de la hostelería y por ello deseaba trasmitir mis experiencias por sí podrían valer de algo en el futuro. Solamente quería acabar con una última reflexión: lo complicado de buscar personas con el perfil adecuado para formar plantillas estables e ilusionantes que puedan cambiar la visión del mundo de la hostelería y pueda convertirse en un referente en el mundo empresarial como un lugar interesante y atractivo como lugar de trabajo. 

Esperando que esto pueda convertirse en realidad se despide atentamente: 

Viktoria Stoeva 

Viktoria Stoeva, bar La Malkerida de Tudela