Opinión

UPN: Una renovación necesaria

Las citas electorales en una democracia plena, como es España, dan al pueblo soberano la oportunidad de juzgar la actuación de su clase política, de poner en su lugar tanto a quienes están en el gobierno como, especialmente, a aquellos que ansían alcanzarlo sentados en el frío banco de la oposición.

Se atribuye a Adenauer la afirmación de que en política lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno, lo que interpreto como una invitación directa al acuerdo y al consenso, sin desmerecer la labor de control al gobierno. Lo contrario es defender el todo vale, el exabrupto, la crítica fácil, desmesurada y sin rigor, tan alejada de los problemas reales de la gente.

Es un error considerar esta última estrategia como el camino más corto para alcanzar el poder. Más bien al contrario, suele conducir al fracaso político y a la irrelevancia, además de debilitar el sistema democrático. No hay atajos. El único camino es la defensa de un proyecto político coherente con los propios valores y principios ideológicos.

Las recientes elecciones en Cataluña se han celebrado muy condicionadas por las limitaciones impuestas por la pandemia, lo que puede explicar, en parte, la baja participación, junto al hastío provocado por el llamado proceso soberanista en una parte significativa de la sociedad catalana.

Los partidos del mal llamado arco constitucional no han sido capaces de movilizar a sus votantes con una oferta electoral sólida, mientras que Vox ha dado el zarpazo al centro derecha, dejando en la insignificancia política al PP y a Ciudadanos, socios ambos de UPN en la coalición Navarra Suma. 

Por el contrario, las formaciones nacionalistas han mejorado sus resultados, favorecidos probablemente por la alta abstención, mientras que Podemos ha salvado los muebles y el ex ministro Illa ha logrado el triunfo electoral, a pesar de la que está cayendo en España por la cuestionable gestión de la emergencia sanitaria por parte del gobierno central.

Veremos ahora el precio que Pedro Sánchez pagará a Esquerra Republicana de Cataluña para garantizarse la continuidad en el poder.

El PP sigue lastrado por los escándalos con Bárcenas, mientras que Ciudadanos se ve castigado por utilizar Cataluña como su plataforma 

de lanzamiento a la política nacional, además de por sus constantes errores de estrategia.

El crecimiento de Vox es, sin duda, un motivo de preocupación y de reflexión, a la espera der ver si su crecimiento en Cataluña le impulsa también a nivel nacional.

En las elecciones catalanas le ha faltado al centro derecha un programa político coherente y atractivo, y un liderazgo para aglutinar el voto de un amplio sector constitucionalista, que hace cuatro años otorgó el triunfo a Ciudadanos, antes de que esta formación huyese a Madrid.

El centro derecha está más fraccionado que nunca y tiene por delante mucho trabajo pendiente. No se trata sólo de unir o coaligar, sino de ilusionar con un cambio de rumbo para un nuevo ciclo político a nivel nacional y autonómico.

La situación en Navarra no se presta tampoco al optimismo, con un gobierno de coalición que parece sortear con comodidad la estrategia de oposición que Navarra Suma viene realizando en las instituciones.

UPN necesita dejar atrás las viejas formas de hacer política, y adecuar el discurso y la acción de oposición a los verdaderos intereses y demandas de la ciudadanía, especialmente de las generaciones jóvenes que no miran por el retrovisor al siglo pasado, sino de frente al siglo XXI.

Rectificar es la manera más inteligente y eficaz de reconducir una estrategia equivocada. Estoy convencido de que UPN sabrá dar un golpe de timón para liderar un proyecto ilusionante y de futuro, que sea merecedor de la confianza de la mayoría de los navarros y navarras. Debemos ser capaces de renovar y actualizar nuestro compromiso con Navarra, por un futuro mejor.