He leído recientemente un relato de un integrante de una ONG, cuyo cometido es intentar salvar vidas en el mar. Donde nos hace reflexionar sobre lo que siente una persona perdido en medio de la mar, con olas de cuatro metros, de noche, en un cayuco que se ha quedado sin combustible, víctima de las mafias sin escrúpulos. Esta persona se ha visto obligado a dejar su país, ha abandonado todo, su casa, su ilusión… sin tener ninguna culpa. Y no viene de vacaciones como las mafias rusas o de otros lugares y que también recibidas son en las costas españolas. Tan solo intenta vivir.
Estos días; 170 muertos en 48 horas en el Mediterráneo.
Durante siglos esas personas que hoy huyen de las guerras y la miseria, han sido robadas como consecuencia de la política de las grandes potencias económicas. África ha sido y es, el continente más rico en materias primas, para desgracia de la mayoría de sus habitantes. Nosotros y el resto de países progresistas y ricos, nos aprovechamos de toda sus materias primas extraídas con mano de obra esclavista. Pero nos negamos a acoger a los legítimos dueños de esa tierra, víctimas del mercado del robo y sus consecuencias. ¿Nos hemos planteado alguna vez que Siria, Irán y Egipto por nombrar algunos de esos países, hace no más diez años eran países de una renta per cápita y forma de vida muy parecida a España?
Que cada cual saque sus conclusiones.
