Opinión

Triángulos

Todos hemos conocido el fascinante mundo de la trigonometría y los triángulos. El primer caso, lleno de senos, cosenos y tangentes. El segundo, con las distintas clasificaciones. Según los lados, puede ser equilátero, isósceles o escaleno. Según los ángulos, acutángulo, recto y obtusángulo. 

En realidad, los triángulos siempre han ejercido fascinación. Es difícil comprender la razón, pero puede estar relacionada con el tres. Por la razón que sea, cuando escuchamos un discurso, leemos un ensayo o tenemos una conversación interesante tendemos a quedarnos con tres ideas. Así funcionamos los humanos.

Por desgracia, la economía no sigue el mismo ejemplo. Por ejemplo, desde el punto de vista personal prioriza el uso del presupuesto monetario. Es un error grave. Nuestro presupuesto real está formado por tiempo, dinero y energía (en términos de salud y entusiasmo). ¿De qué sirve tener mucho dinero si no tenemos tiempo para disfrutarlo? ¿De qué sirve tener mucho dinero si estamos desanimados y no tenemos ganas de nada? No. Aunque el dinero es importante, debe estar equilibrado con el tiempo (en realidad, lo único que tenemos) y la energía. 

Vamos a pasar a la macroeconomía. La manera de evaluar el funcionamiento de un país es en términos de PIB: conforme mayor es, mejor van las cosas. Sin embargo, la crisis del coronavirus nos lleva a otro triángulo. Para que un país vaya bien, debe existir salud y equilibrio emocional. Sin una cosa, lo demás no funciona. Es decir, un país con personas sanas y ricas desequilibrado en términos de actitudes y valores humanos tiene poco futuro.

Todavía existe un triángulo más importante que es el de nuestro planeta. Un mundo basado en el crecimiento económico que olvida sus otras dos aristas, es decir, la sociedad y el medio ambiente, no es viable a largo plazo.

Nos han educado con triángulos escalenos, con un lado muy largo: el monetario.

Sin embargo, prefiero los triángulos equiláteros.