Opinión

Ayudas

Parece que el tsunami que nos asola empieza a remitir y baja su virulencia. La situación comienza a estar más controlada, y se van divisando pistas que sirven de indicio para intuir la gran crisis económica que nos espera. Bastan dos números: una bajada del PIB entre el 10 y el 15%, un paro entre el 25 y el 30%. Entre estas cifras se encuentran la mayor parte de los estudios realizados hasta ahora. Sí: necesitamos ayuda. Es el momento de mirar a Europa.

Dos son los planes principales. Uno, el PEPP: programa de compras de emergencia frente a la pandemia. Está dotado, en teoría, con 750.000 millones de euros y vendría financiado por el BCE (Banco Central Europeo). Dos, el fondo de recuperación que están promoviendo Macron (Francia) y Merkel (Alemania). Dotado con 500.000 millones de euros, la idea es financiarlo con el presupuesto comunitario desde el año 2021 hasta el 2027. Es decir, parece que las principales instituciones europeas están haciendo su trabajo. Ahora bien, muchas veces estas ideas quedan en titulares y posteriormente pasan al olvido. Ejemplo: los 200.000 millones de euros que el presidente Sánchez prometió movilizar al inicio de la crisis. ¿Dónde están?

El fondo de reconstrucción plantea tres dudas. Uno, ¿es un préstamo o una subvención? De momento la opción preferida es la segunda; al menos, es una manera de evitar la mutualización de la deuda (es decir, emitir bonos cubiertos conjuntamente por la Unión Europea).  Dos: ese dinero, ¿cómo se reparte? Cada industria, cada región y cada comunidad social es un mundo. Tres, ¿qué condiciones se pueden y se deben exigir a los agentes económicos que reciban ayudas? Dar subvenciones a fondo perdido es peligroso: no se mandan los incentivos adecuados.

¿Ayudas? Sí.

Pero no es sólo es el dinero. Es qué se hace con él, qué se pide como condición, cómo se financia.