Opinión

Están pasando cosas…

La izquierda anda metida en sus discursos llenos de falsas afirmaciones que repetidas machaconamente por sus numerosas televisiones y medios, les han procurado una posición de ventaja sobre sus adversarios. Han conseguido introducir como verdades indiscutibles, cuestiones de apreciación y por tanto discutibles, pero que asustan a quien las pongan en cuestión. Enseguida salen en tromba los defensores de las nuevas verdades de la fe, que expulsan del campo político a los disidentes = extrema derecha.

No es verdad que la reunión de la Plaza de Colón fuese un acto fascista de las tres derechas, allí estuvimos muchos patriotas que estábamos y seguimos estando hartos de tantas mentiras sobre los independentistas y hartos de la traición del PSOE de Sánchez a la idea básica de una España inclusiva, donde todos quepamos.

Los cerebros electorales de Sánchez empiezan a visibilizar sus torpezas, ocultaron que el actual gobierno de coalición es/fue una coalición de perdedores, firmaron un programa ultraizquierdista que era/es de imposible de aplicación al menos en la actual situación sanitaria sobre una brutal recesión económica. Al ser un gobierno muy minoritario apostaron por pactos ampliados (fórmula frankenstein) que no ha sabido gestionar la pandemia, y que solo gracias al estado de alarma se han impuesto. El noviazgo con los indepes catalanes y la operación Illa no les está saliendo bien. Los indepes siguen en el monte y no les pueden satisfacer sus requerimientos, solo tienen contentos a los Bildu y muy mosqueado al PNV. Su obsesión contra Ayuso le llevó a cometer muchas torpezas que agigantaron a la madrileña y empequeñeció a Sánchez.

Sánchez sabe que para poder cumplir con Europa necesitará alejarse de Iglesias, y por ello utilizó a Arrimadas (muy torpemente en Murcia, sorprendidos por Ayuso). Dejadas al descubierto sus intenciones, Iglesias tiene que salir del gobierno para no quedarse sin electores en Madrid, pues todo apunta a elecciones una vez vacunada la mayoría y que empiecen a llegar las ayudas de Europa.

La burda y continuada demonización de Vox así como el lavado de cara de Podemos, el tiempo se está encargando de mostrar las mentiras de estas afirmaciones. Es una vieja táctica para que los peperos más melifluos se pliegan al apartamiento de Vox, solo les aplauden si hacen el juego a la progresía. Pero ¿dónde está escrito que dialogar con alguien es pecado?, ¿Dónde lo prohíbe la ley?, ¿Están los dirigentes de Vox proscritos, imputados, procesados, condenados? ¿Cumplen penas de prisión por sedición? Cuando de lo que se trata es de que por muchas veces que repitan una mentira, sigue siendo mentira.

Sus torpezas frustraron como socio a Ciudadanos que está desapareciendo. Al despejar el campo en la derecha, está facilitando el escenario inevitable de que el PP y Vox colaboren en futuros Gobiernos si los números les dan. Vox es una formación democrática, constitucionalista no como Bildu, respetuosa del Estado de derecho no como ERC, con más predicamento ético que ePNV y defensora de nuestras instituciones no como el prófugo de Puigdemont. 

En la política como en la vida misma, se hace de la necesidad, virtud. Lo que ocurra en Madrid no será extrapolable al resto de España, pero será un certero barómetro del nivel de hartazgo de una sociedad cabreada. El 4-M puede ser la última página del calendario político actual que quiebre la continuidad del radical gobierno de coalición, y deje despejado el terreno a la derecha para que colabore inteligentemente para enfrentarse al sánchismo, y poder sacar a este gran país de esta mala situación.