Opinión

Para meditar

Quizás, bajo los parámetros del pensamiento de persona común, y con el normal de los sentidos estables, es fácil  encontrar cuando menos extraño, los movimientos de la sociedad actual. En este caso, una persona violenta, con acusados rasgos de extrema conducta que canta rap y que en sus letras se jacta de actos indeseables y faltos de respeto a la vida humana, ha sido detenido y puesto a disposición judicial.

Hasta aquí todo más o menos normal, incluso después de tener que sacarlo atrincherado en una universidad, claro de una comunidad que contiene muchos de sus simpatizantes. El hecho de meditación en si es, lo sucedido después, movilizaciones en Barcelona, Valencia y Madrid con miles de euros de mobiliario urbano incendiados, barricadas, protestas, algaradas.

¿Qué clase de sociedad se está formando capaz de salir a movilizarse con ese ímpetu porque detienen a un individuo que arrojo lejía a un periodista o que desea la muerte de cualquiera? Podemos recordar episodios muy tristes en la historia de España que no han tenido movilizaciones y mucho menos de este tipo. La justicia en España necesita recuperar su posición independiente y firme, para empezar a cortar actos que transmiten a la sociedad falsos valores con consecuencias nefastas. Bajo el slogan de proteger la libertad de expresión, no puede valer todo y su reivindicación salvaje menos.

En Barcelona desde que la actual alcaldesa gobierna se han permitido escenarios sociales que están mermando la economía y la empatía con el resto del país. La educación es muy necesaria, pero también las leyes que promueven el respeto y el control de la sociedad. Estos desgobiernos donde el generar, es desconocido,  y el dar con lo de los demás, normal, van a degradar la sociedad media a la común de las bajas.

El país pasa por un momento de recuperación, de liderazgo, para afrontar el futuro con orden y justicia. Solo espero que sea más pronto que tarde para que nuestros hijos, no paguen las consecuencias.