Opinión

"Lo que importa en la Ribera es vender nuestras verduras"

Este miércoles 30 de marzo se presentaron las XXVII Fiestas de las Verduras de este pandémico 2021.
Creo que hoy podemos permitirnos una pequeña muestra de optimismo. Aunque las jornadas no van a celebrarse como querríamos, van a celebrarse. Sin duda, estamos mejor que hace un año. Y todo apunta a que el año que viene podremos recuperar el programa completo.

La Orden del Volatín nos está dando ejemplo de cómo afrontar los inconvenientes de esta pertinaz pandemia. 

Y les agradezco que hayan sabido cuándo parar y que hayan sabido cuándo retomar y cómo. 

Porque la verdad es que no fue fácil parar. 

Después de tantos años, después de tantas programaciones y después de haber conseguido que sus jornadas adquieran un estatus casi paralelo al de las fiestas patronales… después de todo eso, el parón del año pasado fue muy duro.

Las Jornadas de la Verdura ya no necesitan ni de mis palabras ni de las de nadie. 

Ellas hablan por sí solas. 

Su relevancia en los planes turísticos y su impacto en el comercio, la restauración y la hostelería de Tudela y la Ribera es indudable. 

El enfoque que esta programación ha conseguido para explotar nuestra esencia hortelana y agrícola y auparla al conocimiento nacional e internacional, es fruto del trabajo de muchas personas y de un carácter emprendedor del que me siento orgulloso.

El orgullo de pertenencia a estas tierras regadas por las aguas del Ebro está en la propia denominación del programa: EXALTACIÓN.

Es de lo que se trata con estas jornadas: de exaltar lo nuestro. De exaltarlo con tal fuerza y con la voz tan alta que sea visto y oído en cada rincón. 

Porque además, nuestra esencia es riqueza y progreso. 

No en vano, nuestra industria agroalimentaria, la de Navarra, es siempre capaz de sortear las crisis, que no quiere decir que no las sufra, ojo. 

Pero ya sea mirando al exterior o aprovechando el impulso del consumo interno, sabe crecer e, incluso, crear empleo cuando la destrucción del mismo es tristemente una realidad. 

A pesar de los pesares, el año pasado, las actividades manufactureras vinculadas al sector agrario sumaron otros 550 puestos de trabajo en la Comunidad Foral. Eso, en los tiempos que nos tocó vivir a lo largo de 2020 sería un milagro si no es porque detrás sabemos que está el tesón de nuestros agricultores y empresarios del sector.

Claro que ellos también han sufrido el impacto de esta crisis, pero durante la pandemia, el sector nos está demostrando (por si no estaba del todo claro) que son pilar esencial de esta sociedad. Son auténticos guerreros.

Ojalá otros sectores ligados a la agricultura, como la hostelería y la restauración, hubieran corrido la misma suerte y no el sinsentido al que les aboca la situación de caos en la que se encuentran inmersos.

A ellos, como parte fundamental del origen y desarrollo de las Fiestas que hoy presentamos, les quiero mostrar mi total apoyo y enviarles el toda la fuerza necesaria para que su recuperación sea pronta y sin obstáculos innecesarios. 

Al margen del sostén económico que supone el agro ribero, es obligatorio incidir en su relación con nuestra manera de ser y vivir. 

Hace apenas una semana, inauguramos el centro de interpretación de la Huerta de Tudela, que también tendrá protagonismo en la programación de las verduras. 

En ese acto me referí a lo indispensable que resulta la recuperación de nuestras tradiciones  y la conservación de nuestro pasado. Y por ello ha apostado desde el inicio de estas fiestas la Orden del Volatín, que se ha puesto del lado de la divulgación de la forma de vida que garantiza el cuidado del medioambiente y la sostenibilidad. 

No nos hacen falta experimentos extraños. Lo nuestro tiene la suficiente fuerza como para crear empleo, cuidar el medioambiente, ser sostenible y proporcionarnos un impulso turístico demostrado. 

Porque nuestro importante patrimonio agrícola y tradicional va íntimamente ligado a este sector, el turístico. Nuestra verdura, nuestra huerta y sus fiestas son ya indudablemente polo de atracción para un tipo de turista de calidad contrastada. Un tipo de turista que nos enriquece no solo con su aportación económica sino también con la divulgación de nuestro mensaje en foros de prestigio.

Usos tradicionales del entorno, progreso agroalimentario, respeto por la tradición, formas de ser y de vivir…Sí, señores. Eso también es vendible y exportable. Y funciona.

Funciona además porque pone de manifiesto que Tudela es la punta de lanza de toda una merindad rica y con un potencial de prosperidad que solo alguien muy corto de miras no alcanzaría a vislumbrar. Somos una capital de hecho y de derecho.

Las Fiestas de la Verdura hace ya años que se hicieron extensivas a toda la Ribera. El programa de las jornadas, gestado en Tudela, desplegó sus tentáculos y buscó el apoyo del resto de las localidades de la zona. Porque si el núcleo de cualquier iniciativa se vende desde Tudela con buena base, es exportable al resto de los pueblos. Ampliamos la oferta y  todos nos beneficiamos. Esa es la clave.

Desde el liderazgo de Tudela, con buenas infraestructuras y servicios, podemos atraer empresas, turistas, congresos, iniciativa privada, progreso y crecimiento para todos. 

Nuestros pueblos son tan ricos como Tudela en buen talante y, por tanto, potenciales receptores de todos estos aspectos.

Para trabajar en esa línea estamos aquí. Y cada edición de las fiestas de la verdura es un triunfo de ese trabajo y de esa metodología de trabajo. 

Por eso, es inconcebible que mientras unos remamos a favor y juntos, otros solo vean esta merindad como un trozo del pastel electoral, y vengan a enfrentar y a crispar.

Me entristece y… me enfada, por qué no admitirlo. 

Las Fiestas de la Verdura, sus organizadores y los tudelanos y riberos no merecen que nadie les quite hoy el protagonismo que se han ganado a pulso con su trabajo de años. 

Hoy no es día de confrontación ni de política. 

Hoy es el día de estar todos a una, sin ausencias ni desviaciones de atención partidistas e incluso personalistas. No es el día. 

Repito que no se lo merece ni la Orden del Volatín, ni el Ayuntamiento de Tudela ni los ayuntamientos riberos que toman parte en estas fiestas y tanto trabajan para divulgar su programa.

Hoy debería ser, sobre todo para quién dice buscar lo mejor para la Ribera desde puestos de responsabilidad, un día de presentación de actividades, de promoción de las Fiestas, de defender este programa en una coyuntura tan terriblemente complicada. Hoy hacía falta que nadie desviara o intentara desviar la atención de lo que hoy importa en la Ribera: vender nuestras verduras.

Pero bueno, espero que el tiempo pondrá a cada uno en su lugar.

Por lo demás, enhorabuena a organizadores, técnicos y en general a todas las personas que, contra viento y marea, van a hacer posible estas fiestas que el año que viene espero que se recuperen con toda la fuerza que nos dé la salida de la pandemia. 

Hasta entonces, guardemos lo fundamental: guardemos el amor por lo nuestro, guardemos la esperanza y guardemos las ganas de ir todos a una para seguir divulgando y explotando el tesoro que es esta tierra.