En esta lista de ideas sencillas para cocinar estas navidades con productos de nuestra tierra, no podía faltar la reina de la huerta: nuestra alcachofa de Tudela.
Esta vez las vamos a hacer fritas, aunque es una hortaliza que tiene infinitas posibilidades. El truco siempre está en elegir alcachofas de calidad y en limpiarlas bien. En esta ocasión, solo vamos a utilizar la cogota y le iremos quitando hojas hasta que se nos quede la parte inferior amarillita, ya que la punta la cortaremos y no la utilizaremos. Partimos las cogotas en dos, y si fuera necesario, quitamos algún pelito de los que pueda tener en el interior. Si son grandes, las podemos partir en cuatro también. Para evitar que se oxiden mientras las limpiamos, las vamos metiendo en un bol con agua, unas ramitas de perejil, medio limón o ambas cosas.
Cuando las tengamos listas, ponemos la sartén con un poco de aceite de oliva virgen extra y esperamos a que se caliente. La temperatura del fuego debe ser media, ya que consiste en que se queden tiernas por dentro y crujientes por fuera. (El fuego elevado podría hacer que quedasen demasiado duras por dentro y demasiado quemadas por fuera). Las añadimos y, al ver que se van tostando un poquito, les damos la vuelta para que se hagan por el otro lado. Comprobamos que están tiernas por dentro y ya las tenemos listas.
A la hora de emplatarlas, las podemos degustar tal cual; con su aceite de oliva y su sal, están deliciosas. Aún así, es muy común acompañarlas de virutas de jamón o de lascas de queso. También podemos añadirles trozos de foie a la plancha o láminas de ajos fritos. Las opciones son muchísimas y estarán riquísimas de todas las maneras.
El cardo rojo en ensalada para mí es otro imprescindible en esta lista. Este cardo es especialmente tierno, así que nos permite tener que limpiarlo mucho menos que el blanco y, a la vez, poder degustarlo casi al completo crudo, en ensalada. Una vez más, vuelve a ser muy importante que el cardo sea de calidad y limpiarlo bien. En este caso, cogemos una penca, le cortamos un poquito abajo en la parte del tallo y cortamos un trozo de la punta, lo que veamos más verde y más feo. Todo lo demás podemos utilizarlo, quitamos los bordes y, dependiendo del ancho de la penca, las dividimos en dos o tres tiras para que se nos quede una medida más apropiada. Ahora ya vamos cortando trozos, mientras los cortamos vamos quitando las hebras que nos vayan saliendo y las desechamos. Con quitar las principales que nos vayan saliendo mientras cortamos nos vale, vamos metiendo los trozos en agua fría mientras seguimos con el resto de pencas. Una vez acabemos, cambiamos el agua que nos habrá servido de limpieza y preparamos otro recipiente con agua fría. Ahora, con el cardo ya cortado y limpio, vamos a rizarlo, aunque esta parte es opcional. Cogemos uno a uno los trozos y por ambos extremos le damos cortes tanto horizontal como vertical, así conseguiremos que se vayan rizando las puntas y nos quede ese toque tan característico de este plato. Una vez acabemos con todos los trozos, lo dejaremos 15 minutos en ese agua fría para que se terminen de rizar. Para servirlo, solo tenemos que escurrirlo y acompañarlo de aceite de oliva virgen extra, vinagre y sal. Este producto tiene un sabor tan especial que no necesita nada más.
¿Qué os parecen las conservas? Estas también son unas buenas aliadas para estas fechas, estas conservas que se hacen con el producto de calidad y de temporada nos permiten poder abrir un bote o una lata en cualquier momento del año con una calidad estupenda y de una forma sencilla y rápida. En este caso, elegimos el espárrago de Navarra, ya que abrir una lata de esta delicia siempre es un acierto.
